EL MAGISTERIO DE LA PALABRA.

Resumen

El doctor Pedro Laín Entralgo, ilustre Médico y escritor español, ocupa en la actualidad la Presidencia de la Academia Española de la Lengua (la "Real Academia Española", su
denominación oficial) y visitó a Colombia por invitación especial para las celebraciones del Día de la Raza en 1983.
Uno de los actos de su visita fue la condecoración que le otorgó el Gobierno de Colombia, con motivo de la cual ofreció una recepción el señor Presidente, doctor Belisario Betancur.
Para la revista es motivo de satisfacción ofrecer a sus lectores las palabras pronunciadas por el Jefe del Estado en homenaje al distínguido colega, quien además es autoridad máxima mundial en Historia Universal de la Medicina, tema sobre el cual ha publicado conocida obra en siete tomos.

Permítame ante todo, don Pedro Laín Entralgo, que me dirija a Usted con este título tan noble , y tan llano al mismo tiempo, con que han pasado a la historia dos españoles universales como la esencia de España:
don José Ortega y Gasset y don Gregario Marañón, ambos admirados por Usted y de los cuales ha recibido lecciones que templaron su espíritu de humanista y pensador; y recibido la gracia del decir rico, de la capacidad de indagar en el pasado la significación del presente y los secretos del futuro.

1. LA ESPERA Y LA ESPERANZA
Sería empeño que escaparía a los límites de un saludo fraterno, enumerar los espíritus con quienes ha establecido Pedro Laín un parentesco de alma, que por apropiación y simpatía forman parte de su pensamiento. 
Ya he mencionado a Ortega y Marañón pero debo agregar a don Marcelino Menéndez y Pelayo; a don Miguel de Unamuno; al sabio don Santiago Ramón y Cajal con quien coincide en la "religión de los hechos"; a nuestro amigo común recientemente perdido Xavier Zubiri, el último metafísico, el que apuraba las esencias hasta el último sorbo; a don Antonio
Machado, con quien comparte su nostalgia por el paisaje de Soria ... Estos son los espíritus que han formado la inteligencia de historiador y de antropólogo, de filósofo y de poeta, de poeta sí, de Laín Entralgo, porque sus más elevadas páginas en torno a la esperanza son cantos de elación a una simbiosis con el principio de la vida. Por cierto que en una hermosa página de hace veinticuatro años, recuerda Laín la reflexión de Gide ante el rótulo "sala de espera" en una estación de ferrocarril del Marruecos Español: "qué bella lengua, dijo Gide, la que confunde "salle d'attente" con "salle d'espoir". El lindo elogio de Gide, no es del todo certero, dice, porque el español suele distinguir muy bien "espera yesperanza"; pero es lo cierto que, poética y realmente, toda sala de espera es siempre de algún modo "sala de esperanza": si no filese así, nadie entraría en ella...