Presentación del Libro: “Los Versos Melánicos”

Autores/as

  • Efraim Otero Ruiz Academia Nacional de Medicina

Palabras clave:

Los Versos Melánicos, Efraim Otero Ruiz, Literatura, Academia Nacional de Medicina

Resumen

Por allá por el mes de Agosto, una vez salido mi libro de las prensas de Kimpres, pensamos con el Presidente Mendoza Vega –y con la anuencia de nuestro meticuloso Secretario- que quizás mejor sería dejar su presentación para Diciembre, en la sesión final de la Academia, cuando las lluvias y el tráfico decembrinos invitan para recogerse, beber una copa de vino y leer algunos versos. Pero no poemas líricos o sentimentales, ni “melancólicos”, como equivocadamente los califica ‘El Tiempo’ de hoy en su sección “Por las Academias” sino más bien versos jocosos, como lo hicimos hace un año con el Académico Roberto Vergara a propósito del “Tuerto” López. Sólo que este año van a ser los míos, originales, a los cuales, por el poquito de humor negro que tienen y que recuerda la melanina o pigmento negro de la piel, los he denominado “Versos Melánicos”. Quizás para parodiar un poco los “Versos Satánicos” de Salman Rushdie de hace casi dos décadas, que le iban costando a su autor el exilio y la guerra santa por parte de sus correligionarios musulmanes.

En todo caso un libro –y, en este caso, el sexto que publico- no deja de ser una aventura. Como se lo dije hace 50 años a mi amigo Nicolás del Castillo, cuando publicaba su primera biografía de Rafael Núñez, en las décimas de las páginas 29 y 30 :

Un libro es una aventura Que pocos emprenden ya: Porque el magín no les da O porque la pluma es dura. En nuestro afán de censura Y sutileza analítica, Frente a una hoja raquítica Pasamos horas y días Y aun con las manos vacías Siempre nos gusta la crítica.

Y a propósito de la crítica, recordemos a Eduardo Santa, quien hizo mi presentación literaria en la Academia de la Lengua, escritor notabilísimo que ha publicado casi una veintena de libros importantes. Dice Eduardo refiriéndose a los bogotanos –pero creo que puede aplicarse a cualquier ciudad o región del país- que después de que úno se ha desvelado 4 o 5 años para escribir y lograr que le publiquen un libro, se encuentra a los amigos en las calles o en las reuniones y de golpe le salen, peyorativamente, con esta frase : “- Ala, por ahí vi tu librito…Cuándo me lo mandas?”

Por eso me he curado en salud con el “Envío”, que aparece en la 6a. página:

Lector:

Hay quienes raudos y afanosos un libro escriben, último o primero, y después nos lo envían generosos dedicado con rasgos elogiosos… y regresan al mes por su dinero.

Esto, que entre poetas fue frecuente, hoy afecta a abogados y a galenos. Se argumenta que, al menos, los gastos de edición son muy copiosos y que el autor, privado de repente de unos cuantos pesitos onerosos y enfrentado del agio a los venenos, debe enmendar su gesto decadente reprimiendo sus gestos dadivosos.

No para tí, lector: esto es regalo, dádiva, donación, traspaso o beca. Por eso, sin gastarte ni una mueca si te parece malo ya lo podrás tirar a la caneca! Sólo recuerda: escribo estas estanzas con el ánimo austero de compartir contigo mis andanzas y dedicarte algunas remembranzas con el saludo de Efraim Otero.

Antes de seguir adelante quiero dar gracias anticipadas al amigo y brillante Académico Alberto Gómez por su comentario y agradecer sobre todo a los prologuistas- epiloguistas, Académicos Humberto Roselli y Guillermo Sánchez Medina, a la Academia, a todos los que en una u otra forma ayudaron a sacar este libro adelante, a Martha, a Susanita, a Mauricio Pérez y señora –que diseñaron la bella carátula- a mi hija Pilar, que dibujó las ilustraciones y a la Editorial Kimpres, por haber sacado en tiempo récord una bonita edición con sólo una errata, casi imperceptible en la página 72) y así evitar la crítica que lanzaba el inmortal Luis Donoso en una de sus “charlas” a los tipógrafos o “cajistas”, como se los denominaba en épocas pretéritas (pues sacaban los tipos o letras de las cajas para armar los tipos de imprenta), que cito en la página 17.

Qué ingratitud! Con devoción de artista cuidar un bardo sus ripiosos huertos pulimentando arista por arista, y después de lograr, con mano lista, densos poemas de emoción cubiertos, ver al fin que, por culpa de un cajista, quedan sus pobres versos patituertos.

Y después de citar una primera “empastelada” citala segunda, que es la mejor de todas y de la que gracias a Dios y a Kimpres yo me he librado:

A otra dama, de cuerpo alucinante, ante cuya belleza yo me postrolancé también esta expresión galante:“Tú tienes de las sílfides el rostro y en tus ojos oficia un hierofante”.

Y el cajista, por cierto un poetastro, así varió la estrofa emocionante:“Tú tienes de la sífilis el rastro y en tus ojos oficia un elefante!”...

Biografía del autor/a

Efraim Otero Ruiz, Academia Nacional de Medicina

Especialista en Medicina Nuclear y Endocrinología en las universidades de Columbia (NYC), California y el Instituto de Oak Ridge, TN,
Estados Unidos.

Cómo citar

[1]
Otero Ruiz, E. 2004. Presentación del Libro: “Los Versos Melánicos”. Medicina. 26, 1 (mar. 2004), 59–64.

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Publicado

2004-03-29

Número

Sección

Novedad Bibliográfica