El profesor Julio Araújo Cuellar

Autores/as

  • Zoilo Cuellar Montoya Academia Nacional de Medicina

Palabras clave:

Pediatría, Cirugía, Academia Nacional de Medicina, Julio Araújo Cuellar

Resumen

El presente siglo, hoy pleno de conflictos mundiales y nacionales, y próximo a extinguirse, apenas se iniciaba -finalizaba el primer lustro- cuando al hogar formado por don Julio Araújo Vélez, cartagenero, con linaje de médicos en su sangre, y doña Dolores Cuéllar Durán, huilense de nacencia y de casta, dueña de una personalidad amable, generosa, profundamente bondadosa, llegaba la dicha que trae consigo el nacimiento de un hijo, del primer hijo.

Era la Bogotá que se acercaba al primer centenario del grito de independencia, época en la cual era grande la importancia, no sólo de la ciudad como un todo, sino de lugares clásicos en ella como las Calles Reales o la Calle Florián, donde progresaba el comercio de la capital.

El hogar de los abuelos, el de don Zoilo Cuéllar Sierra y de su encantadora esposa, doña Manuelita Durán Buendía, era aún el centro gravitacional de la familia, ya extensa por entonces. Su tío, el profesor Zoilo Cuéllar Durán, ya brillaba en el escenario médico de la capital y la Sociedad de Cirugía de Bogotá era ya una realidad, y el hermano de éste, el más tarde profesor Manuel Antonio Cuéllar Durán, a quien tanto quiso y admiró el profesor Araújo Cuéllar, cursaba en ese entonces sus estudios de medicina en la Facultad correspondiente de la Universidad Nacional.

En este marco histórico se Inicia la fructífera e irremplazable existencia del profesor Julio Araújo Cuéllar, pediatra insigne, profesor universitario, Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina de Colombia y verdadero apóstol de su profesión, en cuyo ejercicio sólo supo ver y seguir el mejor camino hacia el bienestar de sus pacientes, de sus congéneres, de todos nosotros, sus familiares sus sobrinos.

Si hay alguien que haya logrado, a lo largo de su vida, imitar el ejemplo del buen samaritano, ese ha sido el Académico Julio Arújo Cuéllar, quien jamás se preocupó por nada distinto a la máxima calidad de su atención médica, pediátrica, al “más pobre entre los pobres: el enfermo”, la cual suministraba a manos llenas, con un inmenso afecto hacia el paciente y hacia sus familiares.

Recuerdo el aura de tranquilidad y de paz que quedaba flotando en el cuarto del pequeño enfermo cuando se retiraba el doctor Araújo, una vez terminado el examen, enunciado el diagnóstico, prescrito el tratamiento y acallada la angustia de los padres con su palabra segura y su efigie paternal.

Siempre permanecerá en mi mente y en mi corazón la figura señorial y señera del profesor Araújo Cuéllar: erguida la noble cabeza, el mirar siempre directo y el gallardo bigote centenarista que enmarcaba esa su sonrisa gentil, cordial, inmensamente cálida. Tampoco podré olvidar la perfección de sus manos, herencia quizás materna, cargadas de expresividad en la charla cordial, parte esencial de su persona y su discurso y remembranza lejana de las divinas manos del médico de médicos, el Maestro de Nazaret...

Biografía del autor/a

Zoilo Cuellar Montoya, Academia Nacional de Medicina

Médico y Cirujano de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana.Especialista en Oftalmología del Instituto Barraquer
Subespecialidad en estrabología, neuro-oftalmología y electrofisiología ocular.

Cómo citar

[1]
Cuellar Montoya, Z. 1996. El profesor Julio Araújo Cuellar. Medicina. 18, 2 (ago. 1996), 42–43.

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Publicado

1996-08-03