Los “ladrones de órganos” o la Corrupción del Periodismo

Autores/as

  • Juan Mendoza Vega Academia Nacional de Medicina

Palabras clave:

periodismo médico, literatura médica, Academia Nacional de Medicina, ética periodística, ladrones de organos

Resumen

Una de las mejores adquisiciones del periodismo moderno ha sido, sin duda, el periodismo investigativo, es decir, aquel esfuerzo de investigación a fondo que periodistas de talento -y con mucho corajerealizan sobre temas especialmente importantes, para llegar al fondo y presentar a los lectores todas las facetas, de modo que si se trata de algo reñido con las normas éticas o legales de la Sociedad (como es casi siempre el caso) puedan identificarse los culpables y reunirse las pruebas suficientes para una sanción, moral cuando menos y ojalá también civil, penal o administrativa.

Pero al tiempo con éxitos resonantes como el famoso escándalo del Hotel Watergate, no han dejado de producirse episodios mucho menos acordes con el espíritu de ese periodismo, para los cuales en cambio de aplausos debería haber siempre voces de censura. Uno de estos episodios interesa directamente a los colombianos y en especial a los médicos, razón para que se narre brevemente en estas páginas y para que la Academia Nacional de Medicina haya juzgado conveniente expedir documento para fijar su posición, que también aparece en este número de la revista Medicina.

Tan Estremecedor, Que Se Cree
La importante revista norteamericana Newsweek, en su edición del 26 de junio de 1995, dedicó toda una crónica con alrededor de dos mil palabras y tres ilustraciones, a reseñar y desvirtuar las noticias que corrieron por todo el mundo en los primeros meses de este año y que, originadas en Colombia y el Brasil, eran tan terribles que las gentes tendieron a creerlas sin más, como una especie de demostración palmaria de la maldad satánica presente en nuestro planeta o al menos en algunas naciones especialmente “inhumanas”.

Las noticias decían que periodistas investigadores habían conseguido pruebas de un inicuo tráfico de órganos humanos, en el cual bandas de malhechores robaban niños vivos para asesinarlos, extraerles algunas partes de sus cuerpecitos y venderlas para transplantes (a gentes ricas que pudieran pagar por ellas altas sumas, presumiblemente) . Uno de los focos de escándalo fue la población brasileña de Carapicuiba, que Newsweek califica como “un suburbio pobre, al oeste de Sao Paulo”.

Allí corrió en abril de 1995, la voz de que dos hombres disfrazados como payasos y una mujer en traje de bailarina de ballet, estaban atrayendo niñitos al interior de una camioneta y allí los asesinaban, les extraían órganos y los vendían a “extranjeros ricos” que los necesitaban para transplantes. Varios periódicos se hicieron eco del asunto, y solamente cuando el propio jefe de la Policía en Carapicuiba desmintió el asunto e informó que dos meses de cuidadosas pesquisas no habían logrado la menor evidencia de semejante banda ni de su horrible actividad, el asunto dejó de tratarse en público y al parecer se borró de las preocupaciones populares. Años atrás, en 1987, algo semejante pero con mucha más repercusión internacional había sucedido en Honduras...

Biografía del autor/a

Juan Mendoza Vega, Academia Nacional de Medicina

Académico de Número

Cómo citar

[1]
Mendoza Vega, J. 1995. Los “ladrones de órganos” o la Corrupción del Periodismo. Medicina. 17, 3 (dic. 1995), 56–57.

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Publicado

1995-12-07

Número

Sección

Artículos de Reflexión