Enfermedades Metabólicas del Hueso

Autores/as

  • Efraim Otero Ruiz Academia Nacional de Medicina

Palabras clave:

enfermedades metabólicas del hueso, osteología, endocrinología

Resumen

Señoras, señores:

Como se trata de una homologación de afectos y preferencias personales por los autores, colombianos y mexicanos, de esta obra; y como los dos hemos trajinado largo rato en esto de ser editores de revistas y libros, decidimos, el Dr. Jorge Maldonado y yo, echar a la suerte para ver quién hablaba en esta presentación formal del libro de Antonio Iglesias y colaboradores, titulado “Enfermedades metabólicas del hueso”.

Yo gané la partida pero con la advertencia de que lo que aquí exprese, lo que se diga encomiásticamente del libro, de su autor principal y de su elenco de coautores, viene compenetradamente de nosotros dos y, para usar una expresión muy de la generación torera y española del 98, es como si hubiese sido escrito al alimón.

Realmente, la aparición de esta publicación en sus dos volúmenes completos (el primero había aparecido en junio de este año) marca un hito en la literatura médica escrita en nuestro idioma, ya que no se contaba con un texto castellano dedicado al hueso y sus enfermedades metabólicas. Ella no sólo denota el interés inveterado del autor principal, iniciado hace ya muchos años con la reumatología y el colágeno y preocupado después asiduamente por la osteoporosis y las enfermedades óseas, sino que le otorga además una especial capacidad de liderazgo ya que pudo, en un tiempo relativamente corto y sumergido en las responsabilidades directivas de un Instituto Nacional de Salud, lograr que una nómina ilustre, de 3 autores principales y 47 colaboradores, fuera construyendo, paso a paso, capítulo por capítulo, esta gran síntesis que destaca el esqueleto óseo como órgano de vital importancia metabólica y al tiempo asiento de muy disímiles patologías, muchas de ellas con causas aún no totalmente aclaradas.

En efecto, durante muchos siglos se pensó en el esqueleto como estructura casi inerte que servía solamente de soporte o sostén a la musculatura y a las vísceras; el mismo nombre deriva de un vocablo griego que significa blanquecino o calcinado y hace referencia a lo que queda de los organismos después de que la carne ha desaparecido. Los esqueletos de gigantes, de enanos acondroplásicos o de seres deformes se comenzaron a coleccionar en los museos anatómicos post-renacentistas pero como meras curiosidades o aberraciones de la naturaleza.

Sólo con el surgimiento de la histología, a mediados del siglo XIX, vino a llamar la atención la continuidad entre el cartílago y el hueso, observable en las epífisis en crecimiento o en el callo de las fracturas, y por primera vez comenzó a describirse el proceso de osificación endocondral y de formación ósea. Sin embargo, habría que llegar a los grandes avances de la endocrinología y la bioquímica del presente siglo para que se pudiera ir armando este formidable rompecabezas que incluye el cristal óseo y su matriz orgánica y celular, por un lado, y por el otro la innumerable cantidad de hormonas, subproductos bioquímicos y mensajeros inmunológicos e intercelulares que intervienen en el metabolismo óseo y que los autores describen con lujo de detalles en los primeros capítulos de la obra.

Aunque ello no es todo. Por el lado de la biofísica, la cristalografía y el intercambio de radioisótopos también se avanzó, al tiempo, con los estudios mineralógicos para mostrarnos cómo el cristal óseo está formado por la hidroxiapatita, fosfato hidroxilado de calcio emparentado de cerca con dos piedras preciosas, la olivina y la aguamarina. Y que posee características vitales esenciales, como son la de la sustitución isomórfica de sus componentes y el poder ofrecer, ya integrado al tejido óseo y mediante sus caras en contacto con los fluidos extracelulares, una superficie de intercambio iónico que se ha calculado en varios kilómetros cuadrados para cada individuo.

Quizás la primera síntesis consagratoria del título “Enfermedades metabólicas del hueso” la hizo Fuller Albright, profesor de Harvard, con su texto maravilloso de 1948 en que define por primera vez la regulación del conjunto calcio-fósforo por las paratiroides y relata, entre otros casos, aquella persecución detectivesca que los llevó a descubrir, en un período de más de 10 años, el adenoma para tiroideo en la persona del capitán Martell, de la marina mercante norteamericana...

Biografía del autor/a

Efraim Otero Ruiz, Academia Nacional de Medicina

Especialista en Medicina Nuclear y Endocrinología en las universidades de Columbia (NYC), California y el Instituto de Oak Ridge, TN, Estados Unidos.

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Cómo citar

[1]
Otero Ruiz, E. 1993. Enfermedades Metabólicas del Hueso. Medicina. 15, 2 (ago. 1993), 31–33.

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Publicado

1993-08-22

Número

Sección

Artículos de Investigación