Enfermedad de Chagas y Colonización en el Alto Catatumbo

Autores/as

  • Felipe Guhr Universidad de los Andes
  • Fernando Serpa Academia Nacional de Medicina
  • Adriana González Universidad de los Andes
  • Jairo Rodríguez Universidad de los Andes
  • Nhora de Sánchez Universidad de los Andes
  • Leslie Hudson University of London

Palabras clave:

Trypanosoma cruzi, Inmunología, Epidemiología, Enfermedades Transmisibles, enfermedad de Chagas

Resumen

Introducción
El protozoario parásito Trypanosoma cruzi, agente causal de la enfermedad de Chagas, infecta alrededor de 10 millones de individuos en Latinoamérica pudiendo ocasionarse en algunos de ellos, patologías cardíacas o digestivas.

En Colombia, el T.cruzi se detecta frecuentemente en el Valle del Río Magdalena en la región del Catatumbo, la Sierra Nevada de Santa Marta y los Llanos Orientales.

Se estima que alrededor de17% de la población colombiana está infectada y cerca del 23% se encuentra bajo riesgo de adquirir la infección dependiendo de la distribución de los vectores (l).

Se han reportado 17 especies de triatomineos en el país y en siete de ellas se ha demostrado la presencia del parásito. Rhodnius prolixus es el insecto vector de mayor distribución en las áreas endémicas debido a sus hábitos antropofílicos y domiciliarios (2).

El esquema tradicional de la cadena epidemiológica de 1′. cruzi muestra que la transmisión estuvo primitivamente restringida a ciclos específicos en el ambiente selvático donde triatomineos silvestres acometían mamíferos pequeños y medianos en vastas extensiones del Continente Americano, sin que el hombre interviniera en este ciclo natural.

Esta situación persiste hasta hoy en regiones vírgenes de América configurándose el carácter epidemiológico de una enzootia silvestre (figura 1).

La presencia de T. cruzi parece no afectar significativamente a los triatomineos ni a los mamíferos silvestres naturales infectados, lo que sugiere un equilibrio entre las especies, fruto de largos períodos de adaptación. Es común encontrar mamíferos portadores de T. cruzi en el país; por ejemplo, se ha descrito más de un centenar de reservorios pertenecientes a especies diferentes (1).

La existencia de la enfermedad de Chagas humana es un hecho puramente accidental. En la medida en que el hombre fue entrando en contacto con los focos naturales y provocó desequilibrios ecológicos, forzó a los triatomíneos infectados a ocupar las viviendas humanas, llevándose a cabo el proceso de domiciliación ya que no solamente encuentran refugio sino también suficiente alimento de sangre humana y de animales mamíferos (3).

De esta manera entra el hombre a formar parte activa en la cadena epidemiológica de la enfermedad de Chagas (figura 1).

Hoy en día diseminada por todos los países Latinoamericanos, esta enfermedad representa sin duda un importantísimo y grave problema de salud pública, no solamente por los elevados índices de prevalencia como por los daños que causa a la población en términos de morbilidad y mortalidad.

Teniendo en cuenta que la domiciliación de los vectores se lleva a cabo principalmente en los procesos de colonización en {¡reas selváticas, la enfermedad de Chagas se sitúa entre las entidades vinculadas al subdesarrollo sociocultural y sus causas se correlacionan estrechamente a las paupérrimas condiciones de vivienda, al subempleo, a la falta de tierra y de bienes de producción.

Así pues, en la enfermedad de Chagas se presentan ciclos silvestres sin la participación del hombre y ciclos domiciliarios con su participación los cuales son integrados e interdependientes.

Otro tipo de transmisión que ha sido involucrado a los ciclos anteriores se debe al proceso de urbanización por la inmigración de enfermos a las grandes ciudades y la transmisión del parásito por vía transfusional.

Incluso en ciudades donde no hay transmisión vectorial como es el caso de Santa Fe de Bogotá, se ha demostrado incidencias cercanas a13% en donantes de diferentes bancos de sangre de la ciudad (4). Un estudio recientemente finalizado en nuestro laboratorio (Guhl et al datos no publicados) demostraron una prevalencia del 2.6% sobre un total de 1564 donantes del banco de sangre del hospital de la Samaritana en la ciudad de Santa Fe de Bogotá. Otros estudios han reportado prevalencias hasta del 7.5% en bancos de sangre de áreas endémicas (5).

El presente estudio presenta algunos datos que demuestran cómo la participación del hombre en la cadena epidemiológica se inicia cuando éste invade o modifica el ambiente silvestre como en el caso de los colonos mientras que en los reductos indígenas motilones a pesar de haberse encontrado triatomineos y pequeños mamíferos infectados por T. cruzi en los alrededores de las viviendas, los pobladores no estaban infectados debido al equilibrio racional que guardan con su medio ambiente...

Biografía del autor/a

Felipe Guhr, Universidad de los Andes

1. Académico Asociado. Laboratorio de Microbiología y Parasitología. Universidad de los Andes, Apartado Aéreo 4976, Santa Fe de Bogotá, Colombia.

Fernando Serpa, Academia Nacional de Medicina

Académico de Número. * (q.e.p.d.).

Adriana González, Universidad de los Andes

Académico Asociado. Laboratorio de Microbiología y Parasitología. Universidad de los Andes, Apartado Aéreo 4976, Santa Fe de Bogotá, Colombia.

Jairo Rodríguez, Universidad de los Andes

Laboratorio de Microbiología y Parasitología, Universidad de los Andes, A.A. 4976, Santa Fe de Bogotá, Colombia.

Nhora de Sánchez, Universidad de los Andes

Laboratorio de Microbiología y Parasitología, Universidad de los Andes, A.A. 4976, Santa Fe de Bogotá, Colombia.

Leslie Hudson, University of London

Saint Georges Hospital Medical School. Dept. lmmunology, University of London, London.

Referencias bibliográficas

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Cómo citar

[1]
Guhr, F. et al. 1992. Enfermedad de Chagas y Colonización en el Alto Catatumbo. Medicina. 14, 1 (mar. 1992), 4–7.

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Publicado

1992-03-07

Número

Sección

Artículos de Investigación