Gonzalo Esguerra Gómez

Autores/as

  • Adolfo de Francisco Zea Academia Nacional de Medicina

Palabras clave:

Gonzalo Esguerra Gómez, rayos X, Clínica de Marly, Historia de la Medicina

Resumen

Por deferencia de la Junta Directiva de la Academia Nacional de Medicina y en especial de su Presidente el doctor Efraím Otero-Ruiz, tengo hoy el privilegio de dirigirme ante ustedes para hacer el elogio póstumo del Profesor Gonzalo Esguerra Gómez, y resaltar las virtudes que adornaron su personalidad atractiva y marcaron el rumbo de una vida dedicada por entero al servicio de sus semejantes.

Son múltiples las distintas facetas que con el nombre de virtud pueden caracterizar a los seres humanos. Sin embargo, si nos remontamos a la concepción antigua de la Grecia clásica, es la virtud la calidad que hace a un hombre bueno, tanto en su carácter como en su mente. De allí la división explícita que hace Aristóteles de las excelencias de carácter o virtudes morales y las de la mente o virtudes intelectuales, entre las cuales incluye la sabiduría, la prudencia y la razón intuitiva que Santo Tomás llamó más tarde el entendimiento. De estas últimas, es la virtud de la prudencia, por corresponder a la conducta, las más relacionada con las morales de justicia, de valor y de temperancia.

La implicación de estos conceptos es sencilla: un hombre puede alcanzar la excelencia y ser llamado bueno como científico o artista, pero la adquisición de estas virtudes no lo hace bueno como hombre, a menos que la prudencia, se agregue a las virtudes morales.

Gonzalo Esguerra Gómez fué un hombre bueno y un hombre prudente. Se trazó como una directriz de su vida, la ética en sus pensamientos y en sus acciones y jamás se desvió del camino que se había trazado. De allí que su vida mirada con la perspectiva de lo ancho y de lo profundo se nos presente como un cuadro renacentista de Benozzo Gozzoli: todo está allí, sus aspiraciones, sus ilusiones, sus desencantos y sus realizaciones, todo nítidamente dibujado, sin sombras, sin vacíos, con los claros colores propios de su sensibilidad y los perfiles precisos de su inteligencia.

Muy joven y antes de graduarse como Médico Cirujano de la Universidad Nacional en 1927, se interesó por los Rayos X, cuya aplicación en el diagnóstico de las enfermedades del hombre, habría de convertirse en la razón de ser de su actividad médica en la Universidad y en el ejercicio profesional.

Más de 400.000 historias de su laboratorio de la Clínica de Marly, que dirigió por más de doce lustros son testigos de su trabajo médico, como lo son un centenar de publicaciones científicas, decenas de membrecías honorarias en sociedades médicas de Colombia y del exterior, de condecoraciones y distinciones nacionales e internacionales y los trabajos pioneros en el diagnóstico de las hipertrofias cardiácas, en la radiología digestiva de las vías biliares y la microlitiasis pulmonar. Cumplió ampliamente el postulado del Quijote de que sólo se es más que otro si se hace más que otro.

Wilhelm Konrad Roentgen había estudiado los fenómenos eléctricos descritos por Crookes y Hertz siendo profesor de Física de la Universidad de Wurtzburg. En la noche del 8 de noviembre de 1895 observó que al pasar una corriente eléctrica a través de un tubo al vacío, una cartulina impregnada de platino-cianuro de bario brillaba en la oscuridad de su laboratorio. La radiación correctamente interpretada como procedente del tubo fue llamada Rayos X por la naturaleza desconocida del fenómeno.

Luego encontró la propiedad de los Rayos X de penetrarcuerpos densos opacos a las ondas de luz, y pudo radiografiar la mano de su esposa con su anillo de matrimonio en el cuarto dedo de la mano derecha. Veinticinco años más tarde, Gonzalo Esguerra Gómez aplicaba a la medicina los principios de Roentgen, en el laboratorio de Rayos X, que él fundara en la Clínica de Marly...

Biografía del autor/a

Adolfo de Francisco Zea, Academia Nacional de Medicina

Médico Universidad Nacional.Especialista en Medicina Interna en el Bellevue Hospital de Nueva York y Cardiología en el New York Hospital.

Cómo citar

[1]
Zea, A. de F. 1991. Gonzalo Esguerra Gómez. Medicina. 13, 2 (jun. 1991), 40–42.

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Publicado

1991-06-10
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