Clínica de Marly 90 Años de su Fundación

Autores/as

  • Jorge Cavelier Gaviria Academia Nacional de Medicina

Palabras clave:

Clínica de Marly, Academia Nacional de Medicina, Historia de la Medicina, Medicina en Colombia

Resumen

Grata es la presencia de vosotros, socios, colegas y amigos, que habéis tenido la gentileza de acompañarnos en este día para nosotros tan lleno de satisfacciones y hondos recuerdos.

Con orgullo patriótico, celebramos hoy 90 años de la fundación de nuestra institución y ello por sí sólo es motivo suficiente para rendir justo tributo de admiración y cariño a nuestros mayores, quienes en desigual y desinteresada lucha, inspirados eso sí en nobles ideales, acometieron con arrojo esta empresa de dotar a la ciudad y al país de un centro hospitalario que hoy alcanza, después de tan largos años de arduo trabajo, proporciones de innegable valor y sitio prominente en la trayectoria de las realizaciones.

Ha sido nuestra contribución, franca, leal y sincera en la lucha contra la enfermedad, el dolor y el desconsuelo.

A comienzos del siglo XX, Chapinero era un barrio campestre de la capital, en su extremo norte, constituido por grandes casaquintas destinadas especialmente para el descanso familiar.

Una de las más bellas, la había construido el francés Arturo A. de Cambill, luego de comprarle la quinta La Rosita a don Ricardo Gaviria en 1891. Cambill levantó una amplia y hermosa casa y embelleció el lugar con jardín, huertos y otros atractivos de tipo europeo.

En recuerdo del sitio veraniego de Luis XIV, la llamó Marly. Cambill, le vendió su casa a John M. Vaughan en 1896 quien a su vez, e131 de mayo de 1901, vendió al odontólogo Guillermo Esguerra dicha propiedad. Guillermo Esguerra graduado en los Estados Unidos y hombre emprendedor, amplió las edificaciones y embelleció la casa y se radicó allí con su familia.

Por ese entonces, regresó de Europa su hermano mayor, el médico Carlos Esguerra. El nombre del doctor Carlos E82,”‘lerraGaitán, cuya fecha de nacimiento se anota el 14 de diciembre de 1863, llena por sí sólo una interesantísima página de la historia médica nacional. Nacido en el ilustre hogar de Don Nicolás Esguerra Ortiz “El ciudadano perfecto de una era de hombres eximios” al decir del profesor Luis López de Mesa, pertenece así a la llamada generación del 70 que dio brillo sin par a nuestra patria con hombres de la altura de Manuel Murillo Toro, Santiago Pérez, Aquilea Parra, Francisco Javier Zaldúa, Eustorgio Salgar, Salvador Camacho Roldán, Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro.

En 1884, a los 21 años, Carlos Esguerra se gradúa de médico y cirujano para comenzar en el indómito valle del Río Magdalena su ejercicio profesional y continuar estudios de la fiebre amarilla ya iniciados por su tío el Dr. Domingo Esguerra. Pero pronto, a causa de razones políticas abandona el país en unión de su padre con destino a Caracas, donde se recibió de médico de la Universidad Central.

Luego, cuando los dos viajeros optaron por trasladarse a París, llega a la mitad del tan fecundo decenio de 1880 a 1890, época gloriosa de la medicina francesa. Repasa allí su currículum y observa cómo la medicina hipocrática, llena de imaginación, se despedía para siempre al dar paso a la nueva etapa técnica desarrollada gracias a Luis Pasteur, Roberto Koch, Rodolfo Wirchow, Gregario Mendel, Segismundo Freud, Santiago Ramón y Cajal y Claudia Bernard. Tal vez allí, ideó establecer una casa de salud para pacientes pensionados, cercana a Bogotá y similar a las que funcionaban en las grandes naciones europeas y en los Estados Unidos.

Por todos los aspectos, la casaquinta Marly, era el sitio ideal para establecer la casa de salud y en esto estuvieron de acuerdo los hermanos Guillermo y Carlos Esguerra, quienes confiaron en el éxito del proyecto.

Hasta ese momento los enfermos capitalinos eran tratados e intervenidos quirúrgicamente bajo el denominador común de la caridad pública en el vetusto hospital de San Juan de Dios, el cual ocupaba un deteriorado caserón colonial, carente de las indispensables condiciones higiénicas y por ese momento sin posibilidades de mejora.

En estas condiciones, las familias distinguidas no aceptaban la perspectiva de llevar allí sus enfermos. Preferían improvisar alguna pieza como sala operatoria, con las implicaciones y peligros de tan aristocrática conducta, pues además ponían al servicio de la cirugía ollas, platones y otros elementos de uso doméstico. El médico sólo podía aportar sus conocimientos, experiencias e instrumental quirúrgico.

El proyecto de la casa de salud era excelente, pues llenaba una urgente necesidad, desde todo los puntos de vista, aun cuando, a pesar de los grandes beneficios que el proyecto ofrecía, lógicamente iba a tener el rechazo casi total de pacientes y de médicos aferrados a las tradiciones de varios siglos.

El doctor Esguerra, poco tiempo después de su regreso al país, se embarca en la más ardua aventura de su vida, cual fue la fundación de la Sociedad Casas de Salud y Sanatorios denominada Marly por el sitio escogido y que la gente por no sé qué apariencia de nombre inglés pronuncia Márly. Carlos Esguerra contactó a prestigiosos colegas y los interesó en el asunto...

Biografía del autor/a

Jorge Cavelier Gaviria, Academia Nacional de Medicina

Especialista en Urología en Yale University de Connecticut y Columbia University de Nueva York. Presidente de la Academia Nacional de Medicina y Secretario de salud de Bogotá.

Cómo citar

[1]
Cavelier Gaviria, J. 1994. Clínica de Marly 90 Años de su Fundación. Medicina. 16, 4 (dic. 1994), 42–48.

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.

Descargas

Publicado

1994-12-25

Número

Sección

Humanismo y Medicina