HISTORIA DE LA MEDICINA

Mortui Vivos Docent: Los muertos enseñan a los vivos. 

Breve reseña de la nueva sala permanente de Anatomía del Museo de Historia de la Medicina Ricardo Rueda González, de la Academia Nacional de Medicina de Colombia

Nelson A. Rojas.,1 Paula Ramírez-Buriticá2., María Fernanda Mora del Río3

  1. Doctor (c) en Historia. Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.


  2. M.D. docente Historia de la medicina, FUCS.


  3. Artista plástica, Magíster en Historia del Arte, Universidad de Los Andes.

Recibido:

Agosto 08, 2023

Aceptado:

Agosto 24 , 2023

Correspondencia:

Lmameza2@yahoo.com

DOI: 10.56050/01205498.2318





La anatomía es el fundamento de la medicina. Para descubrir qué rueda es la que dificulta los movimientos de una máquina complicada y los medios de restablecer su curso se necesitará conocer todo su rodaje, su importancia y su mecanismo; el cuerpo humano es una máquina de esta naturaleza que el que no la conoce a fondo no puede por más que quiera llegar a arreglarla cuando marcha mal, así pues, la anatomía es el vestíbulo del edificio médico, sin el cual, siempre andará a oscuras por un campo tan vasto como es el de las ciencias médicas1



En el marco de la celebración de los 150 años de la Academia Nacional de Medicina, llevada a cabo el pasado 22 de noviembre, se inauguró la sala permanente de Anatomía del Museo de Historia de la Medicina “Ricardo Rueda González”, Mortui Vivos Docent. Esta nueva sala continúa con el proyecto de renovación del Museo, y tiene como objetivo invitar a los visitantes a adentrarse en las dinámicas de la enseñanza anatómica y la práctica médica.2 Para lograrlo, se ponen en diálogo una serie de piezas que permiten mostrar, desde una perspectiva multidisciplinar, el desarrollo histórico, artístico y epistemológico de la medicina.


La transformación del Museo busca exhibir los cambios y los avances en el saber médico a lo largo de la historia de Colombia. La sala busca dar protagonismo a la anatomía, disciplina fundamental en la comprensión del cuerpo humano y su funcionamiento. En este sentido, la práctica sistemática de la disección como método científico de observación y experimentación a partir del siglo XVI, generó reformas tanto en las prácticas de enseñanza médica, como en las diferentes explicaciones de los fenómenos patológicos (mentalidades anatómicas, anatomopatológicas y anatomo-etiológicas).


El nombre de la sala, Mortui vivos docent,3 alude a los espacios donde se practicaban las disecciones y donde se desarrolló el conocimiento anatómico: los anfiteatros. Así, la exposición se encuentra organizada en lecciones, de manera similar a la estructura de las cátedras de anatomía de los siglos XIX y XX.4 En la sala se pueden encontrar las siguientes lecciones: Lección 1. Abriendo la literatura; Lección 2. Osteología; Lección 3. Carteles de anatomía de educación escolar; Lección 4. Anatomía del desarrollo; Lección 5. Instrumental quirúrgico; Lección 6. Imagen y pervivencia; Lección 7. Atlas anatómico de Francesco Antommarchi.


Al observar las piezas seleccionadas para la nueva exposición permanente podemos encontrarnos con objetos de índole académico y didáctico como lo son el Atlas Anatómico de Francesco Antommarchi, los pósteres de educación escolar (de origen italiano), las preparaciones de piezas de osteología (un cráneo de docencia médica francés, un esqueleto humano de la década de 1970 y un mortinato) y anatomía del desarrollo. Por otro lado, los elementos históricos permiten reconstruir la memoria de la medicina colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX, como los instrumentales quirúrgicos utilizados en necropsias y en conflictos bélicos (Guerra de los Mil Días y Conflicto colombo-peruano). Finalmente, la propuesta se complementa con una obra de arte contemporánea, una ilustración de cirugía ocular, fotografías de finales del siglo XIX y principios del XX de lecciones anatómicas; y algunas expresiones literarias, una escrita por un estudiante de medicina, Gómez Camargo, quien muere sin graduarse (el poema Anatomía) y otros epígrafes, los cuales dan un tinte de humanismo médico a la narrativa de la sala.


  1. La anatomía: enseñanza, instrumentos y prácticas

    Anatomía, pues, es una disección, ó separación
    artificiosa de las partes del cuerpo humano
    para que se conozca el oficio de cada una, y se
    curen con acierto las enfermedades.5

La anatomía (del griego anatémnein, cortar, separar) es la ciencia que se encarga de estudiar la estructura de los seres vivos, es decir, la forma, la ubicación, la disposición y la relación de los órganos que la componen. Vale la pena recordar que, a pesar de la centralidad del cuerpo para la medicina, el estudio de su interior estuvo limitado durante gran parte de la historia humana. Hasta hace muy poco tiempo la mirada médica pudo explorar e investigar de manera sistemática, directa y profunda todos los espacios corporales.


En consecuencia, la mayoría de teorías sobre la forma y disposición de los órganos internos, la circulación sanguínea, así como las enfermedades causadas por su mal funcionamiento, se basaban más en la especulación que en la observación.6 Desde el Renacimiento hasta nuestros días los médicos han logrado comprender y entender mejor, gracias a la observación y a las disecciones, la complejidad de los mecanismos vitales. Así, la anatomía se volvió central para el conocimiento médico. En nuestro país, las facultades de medicina –siguiendo el ejemplo de las academias europeas– hicieron un énfasis especial en los estudios anatómicos estableciendo cátedras y concursos;7 dinámicas que dejaron huellas en un amplio espectro de espacios, desde la cultura popular, hasta el ámbito artístico.


La estructura pedagógica escolástica, hegemónica gracias a la expansión militar y cultural europea, fue revolucionada durante el siglo XVIII por la implementación de una práctica ya conocida pero que no era sistemática: la enseñanza clínica. Con un evidente enfoque práctico, los estudiantes comenzaron a asistir directamente a los pacientes, lo que permitió que conocieran una gran cantidad de casos. Esto posibilitó correlacionar los signos y los síntomas observados durante la vida del paciente, con los cambios físicos que se evidenciaban en la autopsia, de allí el protagonismo que comenzó a tener la anatomía patológica. Estas nuevas dinámicas educativas permitieron los procesos de objetivación, estandarización y cuantificación que consolidaron la medicina moderna.8


En nuestro país, la enseñanza clínica fue impulsada por el proyecto republicano, se buscó fortalecer los estudios de medicina, ya que se reconocía la importancia de la enseñanza de las ciencias, la promoción de la salud y el bienestar de la población. Se estipuló que la primera Facultad que debía organizarse y ponerse en funcionamiento debía ser la de medicina. El gobierno colombiano contrató a los médicos franceses Pedro Pablo Broc y Bernardo Daste en 1823, quienes introdujeron las ideas médicas en boga de François Joseph Victor Broussais sobre las enfermedades, la práctica clínica y la cátedra de anatomía patológica. Esta última debía impartirse siempre de manera práctica, privilegiando la disección de cuerpos humanos y tratando de evitar el desaprovechamiento de cadáveres. Esta dinámica sería central en las instituciones universitarias colombianas, primero en la Universidad Central (fundada en 1826) y después en la Universidad Nacional de Colombia (fundada en 1867).9


Desde entonces, el gremio médico colombiano ha buscado estar al día con los avances científicos, tratando de formar a los estudiantes de medicina con los saberes, las técnicas y los valores que les permitirían ejercer de manera exitosa su profesión. En este sentido, desde finales del siglo XIX se establecieron concursos de disectores anatómicos, estudiantes encargados de preparar las piezas anatómicas para las clases de anatomía, que significaba un reconocimiento a las habilidades adquiridas. Así mismo, se trató de garantizar los recursos necesarios para el buen funcionamiento de las cátedras. Por ejemplo, en los informes rendidos por el Rector de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia al Ministro de Instrucción Pública en 1903, se solicitaba con urgencia que los cadáveres no reclamados en la ciudad, fueran trasladados a la Escuela de Medicina para ser utilizados en las cátedras de Anatomía y Anatomía Patológica.



carta2-Nariño


  1. Adicionalmente, y como consecuencia de la pérdida de instrumental, libros y demás objetos de enseñanza médica durante la Guerra de los Mil Días (1899-1902), en los años siguientes los profesores de la Facultad buscaron adquirir diversos objetos pedagógicos como modelos a escala, libros de consulta, atlas y tratados ilustrados, pósters, preparaciones anatómicas, instrumentos quirúrgicos y de laboratorio, etc., que permitieran complementar los estudios prácticos de anatomía.

  1. carta2-Nariño

Finalmente, a medida que se realizaban estudios anatómicos, autopsias y disecciones, en algunas Facultades se pensó en utilizar algunas piezas como material pedagógico para apoyar el desarrollo de las clases y así tratar de aprovechar al máximo los cadáveres disponibles:


[...] En el curso de Anatomía patológica se practican las autopsias de los individuos que mueren en el Hospital de San Juan de Dios, y esta parte de la enseñanza se dicta con toda regularidad, pero la necesidad de formar un museo con las piezas anatómicas que deben servir de base para las conferencias sobre esta importante rama de la Medicina, hace indispensable la construcción de un pequeño pabellon, adjunto al anfiteatro del curso, tanto mas urgente cuanto están para llegar los instrumentos que para la enseñanza de la parte micrografica se han pedido por indispensables, y no hay otro lugar donde pueda formarse el Laboratorio que complementa esa fundamental enseñanza.12


  1. El arte y las disecciones anatómicas

    La enseñanza de la anatomía y la práctica de las disecciones históricamente se han cruzado con las artes visuales. La representación del estudio del cuerpo como disciplina sincretiza elementos iconográficos del arte y la ciencia en diversas manifestaciones artísticas como la pintura, la fotografía, la ceroplastia, el dibujo y el grabado para exhibir la complejidad de la máquina corporal, y a su vez documenta la formación médica y científica. Estas imágenes constatan transformaciones cruciales tanto formales, como conceptuales en el marco de la historia del arte y la anatomía en el contexto global y local. Estas transformaciones son: la construcción de imágenes médicas fuera del taller o estudio del artista, realizadas directamente bajo la premisa de la observación del objeto de estudio en el anfiteatro, la mayoría encargadas por médicos o Facultades de Medicina con el propósito de documentar y difundir en conocimiento anatómico. Estas imágenes evidencian la itinerancia entre el quehacer artístico y científico, el tema del cadáver como un libro abierto, y el registro de las prácticas médicas en Colombia.


    Los retratos de las lecciones anatómicas (fotografías) que se encuentran exhibidas en la sala, son de alto valor estético y simbólico, ya que buscan exaltar el conocimiento científico, y a su vez la noble vocación de los facultativos, hecho que les da un valor indiscutible dentro de la historia médica y visual del país. Así, éstas representaciones y objetos fungen como un testimonio y nos invitan a observar el cuerpo humano desde una mirada clínica. Esto permite ver las transformaciones de las prácticas de enseñanza médica, los cambios de los lugares donde se realizaban las disecciones (pasando por un cementerio, casas medianamente adaptadas, hasta anfiteatros universitarios). Las imágenes relacionadas con la observación anatómica permiten entender la importancia del estudio de las estructuras corporales de manera directa, dentro de los procesos de formación médica. 



    A manera de cierre

    Esta nueva sala del Museo permite hacer un recorrido histórico, a partir de las piezas expuestas, por el pensamiento anatomopatológico introducido en Colombia a finales del siglo XIX y que guió el desarrollo de la enseñanza médica durante las primeras décadas del siglo XX. También es una invitación a conmemorar el compromiso de los estudiantes de medicina al enfrentarse al estudio del cadáver, como un ritual de iniciación necesario para comprender de cara el funcionamiento del cuerpo humano, los mecanismos vitales y la finitud de la existencia.



Referencias

  1. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Medicina - Archivo Histórico.

  2. Laín Entralgo, Pedro. Historia de la medicina. Madrid: Salvat Editores, 1978.

  3. Miranda Canal, Néstor. “La medicina colombiana de 1867 a 1946”. Historia social de la ciencia en Colombia. Medicina (II). Ed. Quevedo, Emilio. Vol. VIII. Bogotá: Colciencias, 1993.


  4. Porter, Roy. Breve historia de la medicina. De la Antigüedad hasta nuestros días. Bogotá: Taurus, 2004.

  5. Quevedo, Emilio. Medicina (I) Institucionalización de la medicina en Colombia 1492-1860: Antecedentes de un proceso. Historia Social de la Ciencia En Colombia. Vol. VII. Bogotá: COLCIENCIAS, 1993.

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  1. Manuel Forero E. “Discurso de anatomía patológica” en La Universidad Nacional en el siglo XIX. Documentos para su historia. Estela Restrepo Zea (compiladora). Bogotá: Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, Colección CES, 2004. 139.

  2. Ésta es la segunda sala renovada, entregada por el director del Museo, el Académico Hugo Armando Sotomayor-Tribín, y el equipo curatorial conformado por María Fernanda Mora del Río, Nelson A. Rojas y Paula Ramírez-Buriticá.

  3. Locución en latín que traduce “los muertos enseñan a los vivos”. Se encontraba, tradicionalmente, en la entrada de las salas de enseñanza de anatomía con cadáveres desde el siglo XVIII aproximadamente, con el fin de justificar el acto científico de la disección para permitir el estudio del interior del cuerpo.

  4. Manuel Forero E. “Discurso de anatomía patológica” en La Universidad Nacional en el siglo XIX. Documentos para su historia. Estela Restrepo Zea (compiladora). Bogotá: Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, Colección CES, 2004. 139.

  5. Martín Martinez. Anatomía completa del hombre. Madrid: Imprenta Real, 1745.

  6. Roy Porter, Breve historia de la medicina. De la Antigüedad hasta nuestros días (Bogotá: Taurus, 2004). Pedro Laín Entralgo, Historia de la medicina (Madrid: Salvat Editores, 1978).

  7. Emilio Quevedo, Medicina (I) Institucionalización de la medicina en Colombia 1492-1860: Antecedentes de un proceso, Historia Social de la Ciencia En Colombia, vol. VII (Bogotá: COLCIENCIAS, 1993).

  8. Porter, Breve historia de la medicina.

  9. Néstor Miranda Canal, “La medicina colombiana de 1867 a 1946”, Historia social de la ciencia en Colombia. Medicina (II), ed. Emilio Quevedo, vol. VIII (Bogotá: Colciencias, 1993).

  10. “Carta dirigida a los profesores de Anatomía de la Facultad de Medicina”. Facultad de Medicina. Archivo Histórico. Copiador de correspondencia 1899-1906. Registro 37; Caja 13; Carpeta 2; ff. 872.

  11.  “Carta dirigida a N. Rouppert Sucess de Framont”. Facultad de Medicina. Archivo Histórico. Copiador de correspondencia 1906-1912. Registro 180; Caja 1; Carpeta ; ff. 411.

  12. “Informe del Rector de la Facultad de Ciencias Naturales y Medicina al Ministro de Instrucción Pública”. Facultad de Medicina. Archivo Histórico. Copiador de correspondencia 1906-1912. Registro 180; Caja 1; Carpeta 1; ff. 425-426.