ARTÍCULO
DE INVESTIGACIÓN
Prevalencia del
riesgo nutricional y limitación funcional al seguimiento pos-egreso en
pacientes hospitalizados por infección de la COVID-19 en un centro de
referencia de tercer nivel
Prevalence
of nutritional risk and functional limitation after hospitalization for
COVID-19 infection at a third-level referral center
Fabian Andrés
Ávila Rozo, ND., Ms(c).,2,3
Maria
Paula Guzmán Silva, ND.,1
José
Fredy Pérez Cubaque, FT., Esp.,2,3
Jorge
Medina-Parra, MD., Esp.,3,4
Ricardo
Alfonso Merchán Chaverra, ND., PhD Est. 1,2,3,4
1. Centro Latinoamericano de Nutrición (CELAN),
2. Departamento de Nutrición y terapia, Clínica Infantil Santa María del Lago; Clínica Colsanitas, Grupo Keralty. Bogotá, Colombia.
3. Grupo de investigación en nutrición clínica; Fundación Universitaria Sanitas, Clínica Colsanitas, Grupo Keralty. Bogotá,
4. Fundación Universitaria Sanitas, Facultad de Medicina, Bogotá, Colombia.
Recibido:
Octubre 07, 2022
Aceptado:
Febrero 14, 2023
Correspondencia: ricardo.merchan@nutricioncelan.com, riamerchan@colsanitas.com, ramerchanch@unisanitas.edu.co,
DOI: 10.56050/01205498.2225
Resumen
Introducción:
Un
número significativo de personas que se han recuperado de la enfermedad
por COVID-19 presentan signos y síntomas clínicos persistentes,
denominado síndrome pos-COVID, el cual tiene implicaciones sobre el
estado nutricional, la funcionalidad y la calidad de vida;
especialmente en aquellos que requirieron manejo en UCI. Objetivo:
Describir
las principales secuelas generadas tras la recuperación de pacientes
positivos para COVID-19 que ingresaron a un centro de referencia de
tercer nivel, al mes y después de un año de egreso. Materiales
y métodos: Estudio
descriptivo de cohorte retrospectivo realizado en 185 personas con
diagnóstico confirmado de COVID-19 admitidas en un centro de referencia
de tercer nivel entre julio de 2020 y febrero de 2021, a quienes se
realizó seguimiento telefónico un mes y un año posterior al egreso. Se
consolidó la información en una base de datos en el software STATA 13
con frecuencias absolutas y relativas para variables categóricas,
medidas de tendencia central y de dispersión para variables
cuantitativas. Resultados:
Se
incluyeron 185 pacientes, 59 % de sexo masculino, el 25,4 % requirió
UCI. El riesgo nutricional al ingreso en pacientes hospitalizados fue
del 5,3 % y 6,5 % en UCI pasando a un 27,7 % al mes y 17,4 % al año de
egreso. Las limitaciones funcionales presentadas fueron la pérdida de
fuerza (56 % y 68,1 %), fatiga (100 % y 48,9 %), limitación para
realizar actividades básicas diarias (28,3 y el 12,8 %) y odinofagia
(2,3 y 19,1 %) al mes y después de un año de egreso respectivamente. Conclusión:
Las
principales secuelas encontradas al mes y después de un año de egreso
hospitalario fueron el aumento del riesgo nutricional, debilidad
muscular, fatiga y limitación para realizar actividades de la vida
diaria. Los pacientes admitidos en UCI presentaron mayor proporción de
dichas secuelas.
Palabras
clave: COVID-19;
Desnutrición; Debilidad muscular; Fatiga; Funcionalidad; Trastornos de
deglución; Rehabilitación.
Abstract
Introduction:
A
significant number of patients who have recovered from COVID-19 disease
have persistent clinical signs and symptoms, called pos- COVID
syndrome, which has implications for the nutritional status,
functionality, and quality of life of people, especially in those who
required ICU management. Objective:
To
describe the main sequelae generated after the recovery of positive
patients for COVID-19 who entered a third-level reference center, one
month later and after one year of discharge. Materials
and methods: Descriptive
retrospective cohort study conducted in 185 people with a confirmed
diagnosis of COVID-19 admitted to a third-level reference center
between July 2020 and February 2021, who were followed by telephone one
month and one year after discharge. We consolidated the information in
a database in the STATA 13 software with absolute and relative
frequencies for categorical variables, measures of central tendency and
dispersion for quantitative variables. Results:
We
included 185 patients, 59 % male, 25,4 % required ICU. The nutritional
risk at admission in hospitalized patients was 5,3 % and 6,5 % in ICU,
rising to 27,7 % per month and 17,4 % at one year of discharge. The
functional limitations presented were loss of strength (56 % and 68,1
%), fatigue (100 % and 48,9 %), limitation to perform basic daily
activities (28,3 and 12,8 %) and odynophagia (2,3 and 19,1 %) at one
month and after one year of discharge respectively. Conclusion:
The
main sequelae found at one month and after one year of hospital
discharge were increased nutritional risk, muscle weakness, fatigue and
limitation to perform activities of daily living. Patients admitted to
the ICU had a higher proportion of these sequalae.
Keywords:
COVID-19;
Malnutrition; Muscle weakness; Fatigue; Functionality; Deglutition
disorders; Rehabilitation.
Introducción
La pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 (COVID-19) ha tenido un
impacto significativo sobre la salud pública a nivel mundial (1). Las complicaciones más comunes de la
COVID-19 son afecciones respiratorias, cardiacas, neurológicas y
digestivas, que pueden llevar a que la persona requiera un esfuerzo
terapéutico mayor, requiriendo el servicio de unidad de cuidado
intensivo (UCI). La edad avanzada y la presencia de comorbilidades son
dos de los principales factores de riesgo para el desarrollo de estas
complicaciones, siendo mayor el riesgo de mortalidad ante la presencia
de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad renal crónica,
alteraciones en la tiroides, enfermedades cardiacas, respiratorias,
cáncer y obesidad (2,3).
Un número significativo de personas
que se han recuperado de la COVID-19 presentan signos y síntomas
clínicos persistentes que afectan su rutina y calidad de vida, lo que
se ha denominado síndrome pos-COVID. El Instituto Nacional de Salud y
Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE, por su sigla en inglés)
define este síndrome como el conjunto de secuelas que permanecen tras
12 semanas desde la infección aguda y que no se explican por un
diagnóstico alternativo, ‒incluye pero no se limita‒ a presencia de
dolores musculares y articulares, alteraciones cognitivas (problemas de
memoria y concentración), cefalea, persistencia de ageusia y anosmia,
depresión, taquicardia ortostática postural, disnea, fatiga, disfagia e
hiporexia, entre otros (4).
Se ha descrito que la COVID-19 tiene
implicaciones sobre el estado nutricional, la funcionalidad y la
calidad de vida de las personas, en especial en quienes requieren
manejo en la UCI, mostrando pérdidas de peso de 7,6 % (p <0,001)
durante la hospitalización y una prevalencia de desnutrición del 8,4 %
posterior al alta hospitalaria (5). Por ello, el objetivo de este
estudio fue describir las principales secuelas generadas tras la
recuperación de pacientes positivos para COVID-19 que ingresaron a un
centro de referencia de tercer nivel, al mes y después de 1 año de
egreso.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio descriptivo
tipo cohorte retrospectivo de pacientes adultos que ingresaron a una
clínica de referencia de tercer nivel en BogotáD. C., al servicio de
hospitalización o UCI, entre julio de 2020 y febrero de 2021 con
diagnóstico confirmado de COVID-19 a través de antígeno o PCR, y que
aceptaron de manera voluntaria responder preguntas por vía telefónica
un mes y un año posterior al egreso hospitalario.
Los criterios de exclusión fueron
estancia hospitalaria menor a 24 horas y alto riesgo de mortalidad a
corto plazo. Se realizó revisión de historias clínicas de los pacientes
incluidos y se diseñó un formato de recolección de datos digital, con
respuestas exportadas al programa Excel. Se evaluó el riesgo
nutricional con la herramienta MST (Malnutrition Screening Tool)
durante las primeras 24 horas de hospitalización, la cual define un
puntaje de 0 a 1 para las personas sin riesgo nutricional y un puntaje
≥ 2 para el riesgo de desnutrición (6). Se evaluó la funcionalidad del
paciente a través de la escala PERME (Intensive Care
Unit Mobility Score) aplicada
en las primeras 24 horas de estancia en UCI, que contiene 15 ítems
agrupados en 7 categorías: estado mental, barreras de movilidad, fuerza
funcional, movilidad en cama, traslados, marcha y resistencia. Cada
ítem utiliza un rango de 2 a 4 puntos y la puntuación total varía de 0
a 32, un puntaje total entre 0 y 10 indica una dependencia severa,
entre 11 y 20 dependencia moderada y mayor o igual a 21 indica pocas
barreras para la movilidad y con requerimiento mínimo de asistencia.
Dado que es una escala validada para el paciente crítico, sólo los
pacientes que requirieron UCI contaron con dicha valoración a través de
la herramienta (7). Para el diagnóstico por
fonoaudiología, se tomó la información registrada en la historia
clínica.
El presente estudio fue aprobado
por el Comité de Ética en Investigación de la institución universitaria
Unisanitas - CEIFUS 1787-20.
Variables
Se obtuvieron variables
demográficas como edad, género; variables clínicas como antecedentes de
enfermedades crónicas, lugar de hospitalización, requerimiento de
rehospitalización; variables nutricionales como pérdida de peso,
disminución de apetito, puntaje de riesgo nutricional, estado
funcional, pérdida de fuerza declarada, limitación para las actividades
básicas diarias, diagnóstico por fonoaudiología y mortalidad al egreso.
Análisis estadístico
Se consolidó la base de datos
final en el software STATA 13. con licencia para UNISANITAS. Se realizó
un análisis descriptivo de la información. Las variables categóricas se
describieron como frecuencias absolutas y relativas, y las variables
cuantitativas como medidas de tendencia central y dispersión,
dependiendo de la distribución de los datos, evaluada mediante la
prueba de Shapiro-Wilk (p <0,05), se realizó descripción de la
población diferenciando entre las subpoblaciones de pacientes que
tuvieron estancia en hospitalización general y en UCI.
Resultados
Se incluyeron 185 pacientes con
una mediana de edad de 57 años (RIQ 46 a 67) siendo el 59 % de sexo
masculino. Los pacientes se analizaron según requerimiento de
hospitalización general (74,6 %) o UCI (25,4 %) como medida de
severidad de la COVID-19. El 41,6 % de los pacientes presentaban
polimorbilidad, siendo los antecedentes patológicos de mayor
prevalencia la enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus y obesidad, siendo más frecuentes en
los pacientes que requirieron UCI.
La prevalencia del riesgo
nutricional (5,3 % y 6,5 %) y de disfagia (70 % y 68,7 %) fue similar
para hospitalización y UCI, respectivamente, y se evidenció una
dependencia funcional moderada 13 puntos (RIQ 9 a 24) evaluada a través
de la escala PERME en las personas que requirieron UCI.
Se realizó seguimiento pos-egreso de
los pacientes a través de contacto telefónico a los 30 días de alta
hospitalaria, con un periodo de ventana de 3 días. El seguimiento al
año de egreso tuvo una mediana de 14 meses (RIQ 11 a 16). Al mes y
después de un año de egreso el riesgo nutricional (27,7 % y 17,4%), la
pérdida de fuerza en los brazos o en las piernas (56 % y 68,1 %) y la
limitación para subir escaleras o caminar una cuadra sin detenerse o
sentir ahogo (100 % y 48,9 %) fue mayor para el grupo que requirió UCI (Figura 1).
Discusión
El objetivo de este estudio fue
describir las principales secuelas generadas tras la recuperación de
pacientes positivos para COVID-19 que ingresaron a un centro de
referencia de tercer nivel, al mes y después de un año de egreso.
Los síntomas secundarios a la
enfermedad por COVID-19 en personas que egresaban de una institución de
salud y no desaparecían a corto plazo, se conocen como “síndrome
pos-COVID-19” o COVID-19 prolongado. Actualmente se han descrito más de
50 síntomas que persisten después de 12 semanas de recuperación (8). En este, la duración de los síntomas
depende de diferentes factores como edad, comorbilidades preexistentes (9), además del proceso de atención,
requerimiento de ventilación mecánica invasiva y estancia prolongada en
UCI.
En el presente estudio se
evidenció que el 41,6 % de los pacientes presentaba polimorbilidad
siendo la enfermedad cardiovascular el antecedente patológico más
relevante (28 %) y el 24,5 % manejo en UCI, lo cual concuerda con lo
reportado por Rodríguez y cols. (10), quienes encontraron que el 40 %
presenta al menos una comorbilidad subyacente, siendo la más prevalente
la hipertensión arterial (23 %), y el 24% de los pacientes requiere
manejo en UCI.
Por otro lado, se sabe que la
estancia en UCI, la polimorbilidad y la edad avanzada son factores que
se asocian con un alto riesgo e incidencia de desnutrición (11), sin embargo, esta puede ser mayor en
fases severas de la enfermedad por COVID-19, en la que la inflamación
dada por liberación masiva de citoquinas inflamatorias incrementa el
gasto energético en reposo, lo que aumenta el riesgo de desnutrición,
así como el de desarrollar caquexia y sarcopenia (11,12). En este estudio, el seguimiento de
los pacientes logró mostrar que, a pesar de que al ingreso hospitalario
solo el 5,9 % de la población presentó pérdida de peso no intencional y
el 4,9 % pérdida de apetito, al mes de alta hospitalaria el 36,8 % de
los pacientes tuvo pérdida de peso, siendo más prevalente la pérdida de
1 a 5 kg (51,5 %) y de 6 a 10 kg (23,5 %). El 9,7 % tuvo reducción del
apetito, lo que puede estar relacionado con el impacto de la enfermedad
sobre el estado nutricional. Al año de egreso hospitalario, el 18,8 %
de los pacientes reportó pérdida de peso no intencional y el 10,8 %
refirió tener apetito disminuido, lo cual es relevante, considerando el
tiempo transcurrido desde la hospitalización y el deterioro nutricional.
Figura 1. Riesgo nutricional y limitación
funcional en pacientes positivos para COVID-19 al ingreso hospitalario,
al mes y un año después del alta hospitalaria.
La tamización permite identificar
aquellos pacientes que deben ingresar al proceso de cuidado
nutricional: evaluar, diagnosticar, intervenir y seguir. Aunque en este
estudio un bajo porcentaje de pacientes presentó riesgo nutricional
durante la hospitalización (5,3 %) y estancia en UCI (6,5 %), es
relevante el aumento del riesgo nutricional al mes (hospitalización:
19,6 %, UCI: 27,7 %) y al año (hospitalización: 7,4 %, UCI: 17,4 %), lo
cual da cuenta del impacto de la enfermedad sobre el estado nutricional
y de la importancia de identificar aquellos pacientes en riesgo que
pueden deteriorarse tras el alta hospitalaria como se muestra en la
tabla 1. Además, es importante reconocer que este deterioro se asocia
con mayor estancia hospitalaria, tasa de reingreso a UCI, requerimiento
de ventilación mecánica invasiva y mortalidad (13).
Tamizaje nutricional | Ingreso hospitalario | Mes de egreso | Año de egreso |
n (%) | Hospitalización | UCI | Hospitalización | UCI | Hospitalización | UCI |
Sin riesgo nutricional (0 a 1) | 92 (94,7) | 29 (93,5) | 111 (80,4) | 34 (72,3) | 126 (92,6) | 38 (82,6) |
Riesgo nutricional (≥ 2) | 5 (5,3) | 2 (6,5) | 27 (19,6) | 13 (27,7) | 10 (7,4) | 8 (17,4) |
Datos perdidos | 36 | 16 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Tabla 1. Riesgo nutricional de los pacientes al ingreso hospitalario, al mes y después de un año de egreso.
En Colombia se ha reportado que
el riesgo nutricional en población hospitalizada es alto. Cárdenas y
cols. (14)
reportan que, según el
estudio nutrition Day, el riesgo nutricional en las instituciones
colombianas es del 38 %, en Latinoamérica del 41 % y a nivel mundial
del 30 al 50 % (15), y que, a su vez, solo al 23 %, 32 %
y 29 % de estos pacientes, respectivamente, se les realizan
intervenciones nutricionales. Lo anterior es un dato alarmante para el
ámbito de salud, teniendo en cuenta que los pacientes que presentan
riesgo nutricional tienen dos veces más riesgo de morir HR 1,94 (1,53 a
2,46) que aquellos que se encuentran sin deterioro nutricional, al
igual que los pacientes que se encuentran con limitación para
deambular, los cuales presentan cuatro veces más riesgo de morir HR
3,79 (2,60 a 5,51) que aquellos que deambulan de manera autónoma.
Por otra parte, las personas que
requieren estancias hospitalarias prolongadas presentan una reducción
en la movilidad, que se traduce en cambios significativos en el área de
la sección transversal, el volumen y la masa del músculo, lo que
promueve la disfunción metabólica (resistencia anabólica) y conduce a
un deterioro de la funcionalidad (16). Esta disminución también se presenta
en adultos jóvenes, como lo han descrito Kirwan y cols. (17), quienes reportan que se puede perder
hasta un 1,7 % del volumen muscular después de solo dos días de
inmovilización, y se observan pérdidas mayores después de tan solo 7
días (5,5 % del volumen muscular). En este estudio, el 50 y el 68 % de
los pacientes con estancia en UCI refirieron que habían perdido fuerza
en los miembros superiores y/o inferiores, y el 100 y el 48,9 %
reportaron que presentaban limitación para subir escaleras o caminar
una cuadra sin detenerse o sentir ahogo al mes y al año de egreso,
respectivamente. Lo anterior es congruente con el puntaje de la escala
PERME, el cual tuvo una mediana de 13, lo que muestra que los pacientes
que requirieron UCI presentaron limitación funcional moderada. Esto
concuerda con lo reportado en la literatura, que describe el síndrome
de fatiga prolongada y debilidad como uno de los síntomas más
frecuentes en pacientes con síndrome pos-COVID 19 (4,8,9,18).
La causa de la limitación
funcional se relaciona con la pérdida de masa y función muscular,
condición conocida como sarcopenia. Piotrowicz y cols. (16) refieren que la sarcopenia puede
impactar de forma negativa el pronóstico hospitalario de los pacientes,
así como incrementar la vulnerabilidad funcional y física posterior a
la enfermedad por COVID-19, lo que limita la capacidad para desempeñar
tareas de la vida diaria y afecta la calidad de vida. El presente
estudio mostró una limitación para realizar las actividades diarias
básicas como bañarse, vestirse o comer solo en el 28,3 y el 12,8 % de
los pacientes que requirieron UCI al mes y año de egreso hospitalario,
respectivamente.
La sarcopenia puede llevar a
atrofia de los músculos masticatorios, afectando la capacidad
deglutoria de los pacientes, lo que se conoce como disfagia
sarcopénica. Según Patiño et al (19), en unidades de larga estancia la
prevalencia de esta condición oscila entre el 40 y 68 %. En el presente
estudio la incidencia de disfagia fue del 69 %, siendo mayor en el
paciente que requirió UCI (61,5 %), lo cual se asocia principalmente a
la necesidad de ventilación mecánica invasiva, el requerimiento de la
posición prono y la estancia en UCI. A pesar de ello en el seguimiento
pos-egreso, la odinofagia se presentó en menor medida, con un reporte
del 3,8 y 6,5 % al mes y año de egreso, respectivamente, sin embargo,
tras analizar por subgrupos, los pacientes que re- quirieron UCI
reportaron un 19,1 % de odinofagia al año de egreso.
Aunque no se evidencia un
alto riesgo nutricional al ingreso hospitalario, la estancia prolongada
y disminución de la movilidad favorece la pérdida de masa muscular y
probable sarcopenia, impactando de for- ma negativa los desenlaces
clínicos en salud y la calidad de vida (20). En este estudio se puede evidenciar
cómo la enfermedad por COVID-19 tiene un impacto a corto y largo plazo
sobre el riesgo nutricional y la capacidad funcional, lo que resalta la
importancia de evaluar, diagnosticar e intervenir a los pacientes con
riesgo nutricional, de forma temprana para establecer un manejo
integral e interdisciplinario.
Limitaciones
y recomendaciones para la práctica
No fue posible obtener el 28 % de
los datos de riesgo nutricional al ingreso hospitalario y tampoco
variables para el diagnóstico del estado nutricional de los pacientes
incluidos y sólo en el 11,9 % de los pacientes se estableció el puntaje
de escala PERME. Al ser un estudio retrospectivo y dependiente de
encuestas realizadas vía telefónica presenta el riesgo de sesgo de
memoria por parte de los participantes.
Es necesario realizar estudios que evalúen el riesgo de sarcopenia (a
través de herramientas validadas como el cuestionario SARC-F) y
realicen el diagnóstico de esta condición, dado que gran parte de la
población con enfermedad por COVID-19 que requiere hospitalización
presenta exceso de peso, pudiendo enmascarar el déficit de masa
muscular. La sarcopenia puede estar relacionada con mayor
desacondicionamiento físico con desenlaces adversos, por lo que se
insta a identificarla de forma objetiva para instaurar un manejo
terapéutico desde nutrición, terapia física, terapia ocupacional y
fonoaudiología, enfocado en la rehabilitación nutricional y funcional
de la persona y de acuerdo con la severidad y condición de la
enfermedad, por lo cual se debe hacer vigilancia activa durante la
estancia hospitalaria y en el pos-egreso.
Conclusión
Las principales secuelas
encontradas a un mes y un año de egreso hospitalario en pacientes
diagnosticados con COVID-19 son aumento del riesgo nutricional,
debilidad muscular, fatiga o ahogo al caminar o subir escaleras y
limitación para realizar actividades de la vida diaria. Se observó que
los pacientes admitidos en la UCI presentaron mayor proporción de
dichas secuelas.
Conflictos de interés
Ninguno de los autores declaran
conflictos de interés.
Fuentes de financiación
Clínicas Colsanitas, Fundación
Universitaria Sanitas, Centro Latinoamericano de Nutrición (CELAN).
Agradecimientos
Agradecimiento a los
profesionales del departamento de nutrición y terapia de la Clínica
Infantil Santa María del Lago, quienes a través del seguimiento
telefónico de pacientes hicieron posible el presente estudio.
Referencias
1. COVID-19 -
PAHO/WHO Response, Report 78. 2022 [Internet].PAHO/WHO [consultado
octubre 1 de 2022]. Disponible en: https://www.paho.org/en/documents/covid-19-paho-who-response-report-78-june-17-2022
2. Pinzón JED.
Comorbilidades de los fallecidos por COVID-19 según el grupo etario en
Colombia. Rev Repert Med Cir. 2020;117-21.
3. Kompaniyets L,
Pennington AF, Goodman AB, Rosen- blum HG, Belay B, Ko JY, et al.
Underlying Medical Conditions and Severe Illness Among 540,667 Adults
Hospitalized With COVID-19, March 2020–March 2021. Prev Chronic Dis.
2021;18.4.
4. Ceban F, Ling S,
Lui LMW, Lee Y, Gill H, Teopiz KM, et al. Fatigue and cognitive
impairment in Post-CO- VID-19 Syndrome: A systematic review and
meta-analysis. Brain Behav Immun. 2022;101:93-135.
5. Fiorindi C,
Campani F, Rasero L, Campani C, Livi L, Giovannoni L, et al. Prevalence
of nutritional risk and malnutrition during and after hospitalization
for CO- VID-19 infection: Preliminary results of a single-centre
experience. Clin Nutr ESPEN. 2021;45:351-5.
6. Ferguson M, Capra
S, Bauer J, Banks M. Development of a valid and reliable malnutrition
screening tool for adult acute hospital patients. Nutr Burbank Los
Angel Cty Calif. 1999;15(6):458-64.
7. Wilches Luna EC,
Hernández NL, Siriani de Oliveira A, Kenji Nawa R, Perme C, Gastaldi
AC. Perme ICU Mobility Score (Perme Score) and the ICU Mobility Scale
(IMS): translation and cultural adaptation for the Spanish language.
Colomb Medica Cali Colomb. 2018;49(4):265-72.
8. Lopez-Leon S,
Wegman-Ostrosky T, Perelman C, Sepulveda R, Rebolledo PA, Cuapio A, et
al. More than 50 long-term effects of COVID-19: a systematic review and
meta-analysis. Sci Rep. 2021;11(1):16144.
9. Jimeno-Almazán A,
Pallarés JG, Buendía-Romero Á, Martínez-Cava A, Franco-López F,
Sánchez-Alcaraz Martínez BJ, et al. Post-COVID-19 Syndrome and the
Potential Benefits of Exercise. Int J Environ Res Public Health.
2021;18(10):5329.
10. Rodriguez Lima DR,
Pinzón Rondón ÁM, Rubio Ramos C, Pinilla Rojas DI, Niño Orrego MJ, Díaz
Quiroz MA, et al. Clinical characteristics and mortality associated
with COVID-19 at high altitude: a cohort of 5161 patients in Bogotá,
Colombia. Int J Emerg Med. 2022;15(1):22.
11. Di Filippo L, De
Lorenzo R, D’Amico M, Sofia V, Roveri L, Mele R, et al. COVID-19 is
associated with clinically significant weight loss and risk of
malnutrition, independent of hospitalisation: A post-hoc analysis of a
prospective cohort study. Clin Nutr Edinb Scotl. 2021;40(4):2420-6.
12. Morley JE,
Kalantar-Zadeh K, Anker SD. COVID-19: a major cause of cachexia and
sarcopenia? J Cachexia Sarcopenia Muscle. 2020;11(4):863-5.
13. Lew CCH, Yandell
R, Fraser RJL, Chua AP, Chong MFF, Miller M. Association Between
Malnutrition and Clinical Outcomes in the Intensive Care Unit: A
Systematic Review. J Parenter Enter Nutr. 2017;41(5):744-58.
14. Cardenas D,
Bermúdez C, Pérez A, Diaz G, Cortes LY, Contreras CP, et al.
Nutritional risk is associated with an increase of in-hospital
mortality and a reduction of being discharged home: Results of the
2009-2015 nutritionDay survey. Clin Nutr ESPEN. 2020;38:138-45.
15. Sauer A, Goates S,
Malone A, Mogensen K, Gewirtz G, Sulz I, et al. Prevalence of
malnutrition risk and the impact of nutrition risk on hospital
outcomes: Results from nutritionDay in the U.S. 2019;43(7):918-26.
16. Piotrowicz K,
Gąsowski J, Michel JP, Veronese N. Post-COVID-19 acute sarcopenia:
physiopathology and management. Aging Clin Exp Res. 2021;33(10):2887-98.
17. Kirwan R,
McCullough D, Butler T, Perez de Heredia F, Davies IG, Stewart C.
Sarcopenia during COVID-19 lockdown restrictions: long-term heal- th
effects of short-term muscle loss. GeroScience. 2020;42(6):1547-78.
18. Michelen M,
Manoharan L, Elkheir N, Cheng V, Dagens A, Hastie C, et al.
Characterising long CO- VID: a living systematic review. BMJ Glob
Health. 2021;6(9):e005427.
19. Patino-Hernandez
D, Borda MG, Sanabria LCV, Chavarro-Carvajal D, Cano-Gutiérrez CA.
Disfagia sarcopénica. Rev Colomb Gastroenterol. 2017;31(4):418-23.
20. Prado CM, Landi F,
Chew STH, Atherton PJ, Molin- ger J, Ruck T, et al. Advances in muscle
health and nutrition: A toolkit for healthcare professionals. Clin
Nutr. 2022;41(10):2244-63.