Breve historia de la gastroenterología a través de algunos de sus protagonistas
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Robin Germán Prieto-Ortiz
¹
Resumen
Aunque la especialidad de gastroenterología es reconocida a nivel
mundial desde hace poco más de
cien años, y muchos de estos programas académicos tienen alrededor de
cinco décadas, los trastornos
gastrointestinales afectan a la humanidad desde su mismo origen. En los
primeros documentos escritos ya se mencionaban enfermedades de esta
área y se recomendaban diversos tipos de tratamientos
basados inicialmente en brebajes y en diversas plantas.
A la par con el desarrollo de la ciencia, estos asuntos de la salud que
inicialmente tenían implicaciones religiosas o relacionadas con los
dioses, fueron logrando una base científica gracias al trabajo de
muchos médicos e investigadores de otras áreas. Aunque este desarrollo
se ha dado especialmente en
el último siglo, no se puede desconocer el trabajo de sus pioneros, el
cual se resalta en este artículo
que presenta una breve revisión de la evolución de la gastroenterología
a través de algunos de sus
protagonistas.
Key words: Gastroenterología; historia; desarrollo; Hipócrates; Galeno; Avicena; William Beaumont; Ismar Boas.
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¹ Médico, especialista en Cirugía General, especialista en Gastroenterología y Endoscopia Digestiva. Centro de Enfermedades
Hepáticas y Digestivas CEHYD SAS. Miembro de número de la Academia Nacional de Medicina.
Brief history of gastroenterology, through some of its protagonists
Abstract
Although the specialty of gastroenterology has only been recognized
worldwide for a little
over a hundred years, and many of these academic programs are only
around five decades
old, gastrointestinal disorders affect humanity from its very origin.
In the first written documents, diseases of this area were already
mentioned and various types of treatments based
initially on concoctions and various plants were recommended.
Along with the development of science, these health issues that
initially had religious implications or related to the gods, were
achieving a scientific basis thanks to the work of many
doctors and researchers from other areas. Although this development has
taken place especially in the last century, the work of its pioneers
cannot be ignored, which is highlighted in
this article that presents a brief review of the evolution of
gastroenterology through some of
its protagonists.
Key words: G
astroenterology; history; development; Hippocrates; Galen; Avicenna; William
Beaumont; Ismar Boas.
Introducción
Desde que la humanidad tiene memoria, la alimentación, la
digestión y sus alteraciones más temidas como
el vómito y la diarrea, han sido temas de gran interés,
tratados en los primeros grupos humanos por chamanes
y brujos. Con el pasar de los años y a lo largo de la historia los
principales pensadores y posteriormente científicos y médicos se
dedicaron al estudio y tratamiento de
las funciones digestivas y de sus enfermedades.
La gastroenterología como especialidad fue rechazada
en sus inicios y mal vista tanto por médicos internistas
como por los cirujanos, y tuvo que recorrer un camino difícil para que
fuera aceptada en diversos países,
como en estados Unidos de América, donde solo en
1917 fue reconocida por la Asociación Médica Americana. En nuestro
país, los primeros programas de gastroenterología comenzaron en la
segunda mitad del
siglo pasado.
Durante el siglo pasado y en las primeras décadas del
presente, la especialidad y todos sus temas relacionados
como el diagnóstico y la terapéutica han tenido un marcado desarrollo.
A continucación se describen algunos
aspectos históricos relacionados con estos tópicos.
Edad antigua
El papiro de Ebers corresponde a uno de los documentos médicos más
antiguos de la humanidad, se considera que pertenece al reinado de
Amenhotep I, cerca
del año 1500 antes de nuestra era. Algunos atribuyen
su descubrimiento al egiptólogo alemán Georg Moritz
Ebers, aunque otras versiones mencionan que se lo
compró al egiptólogo Edwin Smith quien lo descubrió en Luxor en 1862.
En este documento se describen
múltiples enfermedades que en la actualidad corresponderían a diversas
especialidades; se hace referencia al sistema digestivo y sus procesos
y se mencionan
temas relacionados con la gastroenterología actual.
Incluye cerca de 700 sustancias farmacológicas, en su
mayoría de origen vegetal (1).
En los antiguos documentos médicos chinos e indios
y en los clásicos textos médicos romanos y griegos, se
tratan diversos temas relacionados con las enfermedades digestivas. Se
consideraban que en el estómago
los alimentos se convertían en quimo y luego se transformaban en los
cuatro fluidos básicos: sangre, flema,
bilis amarilla y bilis negra; base de la teoría de los cuatro humores
formulada por Hipócrates (460-377 a.C.),
quien además empleó el término “pepsis” para referirse a la digestión.
Posteriormente otros seguidores de la
escuela griega realizaron descripciones del tracto gastrointestinal,
del duodeno (por su longitud de 12 medidas griegas), y postularon que
la comida mezclada
con la sangre llegaba a la cámara derecha del corazón
y servía para alimentar los pulmones, y a través de las
venas el resto de los órganos (2).
Claudio Galeno Nicon de Pérgamo, fue un médico,
cirujano y filósofo griego (129-201), que recogió todas las nociones mencionadas, elaborando la teoría
funcional del cuerpo humano que postulaba que la
comida se digiere en el estómago, pasa luego al intestino donde se descompone y es transportada a través
de los vasos al hígado, para transformase en sangre,
que se bombeaba hasta el corazón. Esta teoría fue
aceptada hasta el Renacimiento y otros conceptos de
Galeno tuvieron vigencia incluso hasta el siglo XVII (2).
Galeno asumió la teoría hipocrática de los cuatro humores (sangre,
flema, bilis amarilla y bilis negra) donde su equilibrio representaba
la salud (eucrasia). De
acuerdo con esa teoría, la sangre se formaba en el hígado; la bilis
amarilla en la vesícula biliar; la bilis negra
en el bazo y la flema o pituita en la glándula pituitaria.
Esos cuatro humores eran fluidos que correspondían a
los cuatro elementos y a las cuatro estaciones del año:
1) la sangre (
hema) corresponde al aire y predomina en
la primavera; 2) la bilis amarilla (
kole) corresponde al
fuego y predomina en verano; 3) la bilis negra o melancolía (
melankole) corresponde a la tierra y predomina en
otoño; 4) la flema (
pituita) corresponde al agua y predomina en invierno (figura 1) (3).
La enfermedad se concebía como un desequilibrio (discrasia) entre esos
cuatro humores, que se podía diagnosticar mediante el pulso, la orina y
las inflamaciones
de los órganos, de acuerdo al conocimiento anatómico
del médico. (27) Su principal teoría patológica se basa
en el equilibrio adecuado entre lo natural, no natural
y lo contranatural. Galeno agregó al antiguo concepto
de
diátesis (tendencia o disposición natural a enfermar)
otros dos, de gran importancia: pathos (lo que se padece), que son las alteraciones pasajeras que desaparecen
cuando se elimina la causa de la enfermedad, y la
noxa
(daño) que es lo que persiste en las mismas circunstancias. Siguiendo los principios hipocráticos, Galeno
sostuvo que eran tres los periodos de la enfermedad: 1)
inicio, 2) incremento y 3) resolución (
krísis) (3).
Edad media
A finales del primer milenio, las enfermedades digestivas se centraban en los trastornos estomacales, que
se manifestaban mediante cólicos, vómitos, diarrea,
melena, estreñimiento y flatulencia, y se trataban con
hierbas, especialmente en casos agudos. Los principales exponentes de la medicina de la época fueron los
médicos árabes.
Al-Razi o Rhazes (alrededor de 865-923) médico, alquimista y filósofo
persa fue uno de los eruditos más
influyentes. Creó cerca de cincuenta obras, entre ellas
una enciclopedia médica-quirúrgica usada en toda Europa hasta el siglo
XVI, con una muy clara influencia de Galeno e Hipócrates, especialmente
en lo referente
al uso de las dietas. La primera parte de su obra trata
de las afecciones particulares de cada órgano y en la
segunda parte menciona específicamente cada una de
las enfermedades conocidas hasta ese momento. AlRazi describió de forma
profunda los fármacos de la
época, sus propiedades y aplicaciones médicas, y se
le atribuya la mención del uso médico del almizcle, el
alcanfor y la piedra bezoar proveniente del estómago
de las cabras y considerada como el contraveneno o
antídoto por excelencia, usado hasta la edad media
(4).
Figura 1. Representación gráfica de la teoría de los cuatro humores de Galeno.
El otro gran médico árabe y más conocido fue Ibn
Sina conocido en occidente como Avicena (980-1037),
quién vivió durante la edad de oro del islam. Uno de
sus textos más famosos es “El canon” (figura 2), una
enciclopedia médica de varios volúmenes, en la que
además de basarse en conceptos de antiguos médicos
árabes y de la India, es clara su influencia galénica, en
esta obra se incluyeron importantes conceptos de la fisiopatología
digestiva. Este libro, uno de los más famosos de la historia de la
medicina, se tradujo a muchos
idiomas y se empleó en toda Europa hasta principios
del siglo XVII, aunque sus teorías empezaron a ser
controvertidas desde la época de Leonardo da Vinci y
Paracelso (4).
Teofrasto Paracelso (1493-1541) nació en Suiza y es
uno de los médicos más reconocidos de la época de
transición entre la edad media y el renacimiento. Se
menciona a veces como el padre de la toxicología.
Una de sus teorías postulaba que la enfermedad es un
fenómeno relacionado con el cuerpo humano, siendo
el resultado de diversos factores como el bajo nivel socio económico, un mal estilo de vida y una nutrición
inadecuada, por lo que recomendaba el tratamiento
de las enfermedades con dietas especiales y con medicinas naturales, como las hojas amarillas de azafrán
para la ictericia o las enfermedades hepáticas (4).
Edad moderna
Con Andreas Vesalius (1514-1564) ocurre un gran
avance en la medicina, especialmente en lo relacionado con la
fisiología y la patología del tracto gastrointestinal. En su obra “
De humani corporis fabrica”
(1543) conformada por siete tomos, Vesalius le da a la medicina una
fundamentación científica (figura 3). Basándose en las autopsias
humanas, describió muchos de
los órganos y en detalle el tracto gastrointestinal desde
la boca hasta el intestino grueso, desmitificando la incorrecta
anatomía descrita por Galeno cientos de años
atrás (2).
Figura 2. El canon, libro médico de Avicena (Ibn Sina).
Años después Johann Georg Wirsung (1600-1643) describió el conducto pancreático en el humano (1642),
Francis Glisson (1597-1677) llevó a cabo las investigaciones más detalladas de la anatomía del hígado en
1654, Johann Conrad Peyer (1653-1712) identificó las
glándulas duodenales, y a mediados del siglo XVIII,
Johann Nathanael Lieberkühn (1711-1756) identificó
las glándulas mucosas del intestino delgado, denominadas posteriormente placas de Peyer (2,5,6,7).
Puede decirse que la fisiología digestiva comenzó con
la teoría de la enfermedad propuesta por el médico y
químico flamenco Jan Baptiste van Helmont (1579-
1644) quien estipulaba que como consecuencia de las
“acciones del espíritu” los ácidos nocivos del estómago causaban una
fermentación de los alimentos, causante de las alteraciones en el
organismo. Los procesos
gástricos e intestinales descritos por Helmont se componían de cinco
fases: la descomposición de los alimentos a sustancias simples,
ocurrida en el estómago
mediante la acción de ácidos y fermentos. En la segunda etapa, la
comida se neutralizaba con álcali y bilis
en el duodeno. La tercera etapa ocurría en el hígado,
donde el quimo se transformaba en sangre y luego en
bilis. En la cuarta etapa, o “fase de cabeza” la sangre
nutría todas las partes del cuerpo, y la quinta etapa
ocurría específicamente en los órganos particulares del
cuerpo. Aunque fue el primero en pensar en las reacciones químicas que
ocurren en los organismos vivos,
en esa época sus teorías fueron ignoradas (2).
Franciscus de la Boë Sylvius (1614-1672), profesor de
medicina en París, coincidía en que la fermentación es
un proceso fisiológico básico en el cuerpo, que describió de forma mucho más precisa. Fue el primero en
describir la saliva y mencionar su capacidad digestiva,
describió que en el estómago la comida era sometida
a un jugo ácido y en el intestino al álcali de la bilis.
Figura 3. Reproducción facsimilar de la obra Humani corporis fabrica, de Andrés Vesalio. Museo de Historia de la
Medicina “Ricardo Rueda González” de la Academia Nacional de Medicina de Colombia.
Mencionó que la enfermedad es la consecuencia de
perturbaciones de este proceso de fermentación. A
mediados del siglo XVIII Lazzaro Spallanzani (1729-
1799), biólogo y sacerdote, realizó un sencillo experimento en el que
obtenía jugo gástrico mediante esponjas tragadas por sus pacientes, que
luego retiraba y
aplicaba a sustancias como carne o flores observando
como la primera era destruida por el ácido. En compañía de Giovanni
Scopoli y basados en sus experimentos, formularon la teoría de que el
estómago, además
del ácido, producía otras sustancias químicas (2,8).
William Beaumont (1785-1853) es considerado el padre de la
gastroenterología moderna (figura 4). Fue un
cirujano militar estadounidense que prestó sus servicios al ejército
durante muchos años. En 1825 atendió a Alexis San Martin, un obrero que
había sufrido
accidentalmente una herida de escopeta en la región
toracoabdominal. Asombrosamente y a pesar de haber
sido considerada una herida mortal, el paciente sobrevivió por mucho
tiempo, presentando como complicación una fístula gástrica que le
permitió a Beaumont
realizar sus estudios experimentales (9).
Beaumont era un médico sin instrucción en el método
científico, pero su curiosidad lo llevó a enviar muestras del contenido gástrico de su paciente a los laboratorios
universitarios de química de Virginia, Yale y Estocolmo, demostrando que el jugo gástrico contenía ácido
clorhídrico, lo que confirmaba que la digestión era
un proceso químico. Realizó un informe acerca de los
efectos de diversos alimentos sobre el estómago, postuló que las bebidas alcohólicas producían gastritis, y
estudió incluso los efectos de las emociones en la digestión. Todos sus trabajos quedaron consignados en el
libro
“Experiments and observations on the gastric juice and
the physiology of digestion” publicado en 1833. A pesar de
haberlo solicitado, nunca recibió apoyo gubernamental
y siempre autofinanció sus investigaciones, las cuales
realizó entre 1825 y 1833, encargándose a cambio de la
manutención de su paciente, quien le permitió realizar
todos estos estudios mediante un contrato legal (9).
Figura 4. William Beaumont, considerado el padre de la
gastroenterología moderna.
El médico alemán Ismar Boas (1858-1938) desde 1886
fue el primero en Berlín y -probablemente en el mundo- en dedicarse a
la atención de pacientes con enfermedades digestivas en una clínica de
su propiedad;
es también uno de los padres de la gastroenterología.
Dictó muchas conferencias relacionadas con las enfermedades digestivas,
y es considerado por algunos
como el primer profesor de la especialidad. Boas describió la gastritis
por ácido gástrico, el bacilo de BoasOppler (Lactobacilus acidophilus)
en el carcinoma gástrico y la importancia del ácido láctico. Reconoció
la
sangre oculta en heces como método diagnóstico para
neoplasias gástricas y de colon (Test de Weber-Boas) y
desarrolló una prueba con alimentos para estimular la
motilidad (10).
En 1895 Boas fundó la primera revista de gastroenterología
“Archivos para las Enfermedades Digestivas con
Inclusión de la Patología Metabólica”,
publica entre 1895
y 1938, año en que cambio al nombre de Gastroenterología (1939-1967) y
que es una de las revistas más antiguas que persiste hasta nuestros
días con el nombre de
Digestion (11,12).
Entre finales del siglo XIX y principios del XX el profesor Iván Pávlov
(1849-1936) desarrolló la fisiología
médico quirúrgica en Rusia, dedicándole especial
atención a la fisiología de la secreción gastrointestinal
y las funciones neuronales superiores. Este científico
describió la secreción pancreática en 1888. En 1897
realizó experimentos en perros que le permitieron describir los cambios
funcionales en el estómago bajo diferentes estímulos nerviosos.
Describió la fase refleja o
nerviosa de la secreción y la diferenció de la secreción
bajo la influencia de los alimentos en el estómago, a
la que denominó fase química de la secreción. Pávlov
postuló además que el jugo gástrico activaba enzimas
proteolíticas contenidas en el jugo pancreático. En
1899 introdujo el nombre de “enteroquinasa” para las
enzimas del jugo intestinal. Pávlov diferenció el reflejo
“incondicionado” y el reflejo “condicionado”, relacionados con las
secreciones gastrointestinales, por esto y
por sus logros en gastroenterología experimental recibió el Premio
Nobel en 1904 (2).
En 1935 Winkelstein propuso que el reflujo de ácido
y pepsina causaba daño esofágico, en 1946 Allison
nombró dicha entidad como esofagitis por reflujo.
El estudio de la motilidad esófago gástrica se basó
inicialmente en las imágenes radiológicas con el uso
de medio de contraste. Kramer e Ingelfinger en 1949
confirmaron mediante manometría las presiones en
reposo y relajación del esfínter esofágico inferior. Page
y Harris determinaron con precisión las presiones
manométricas utilizando catéteres de perfusión lenta
continua. Castell y Harris demostraron que la gastrina
aumenta drásticamente la presión del EEI, cuya presión también es
regulada por otras hormonas gastrointestinales. Johnson y DeMeester en
1974 extendieron
el monitoreo del pH por 24 horas para cuantificar los
patrones diurnos de reflujo ácido (13).
Después del descubrimiento de la anhidrasa carbónica, se comenzaron a postular mecanismos de
transporte del hidrógeno, el cloruro y el sodio en la mucosa gástrica. Mediante múltiples experimentos
realizados en la década del setenta del siglo XX se logró demostrar la existencia de la bomba sodio potasio
(ATPasa), lo que sirvió de base para el desarrollo de
medicamentos inhibidores hasta llegar al omeprazol,
avalado inicialmente en el tratamiento del síndrome
de Zollinger-Ellison, pero que luego demostró ser una
terapia confiable y efectiva para las úlceras asociadas
con gastrinomas, para esofagitis por reflujo, para las
úlceras inducidas por fármacos antiinflamatorios no
esteroideos y, en combinación con antibióticos, para el
H. pylori (14,15,16).
Philip Allison publicó en 1953 en la revista “Thorax”,
cuyo editor era Norman Barrett, un artículo en el que
mencionaba las “úlceras de Barrett” descritas previamente por Norman Barrett en 1950 en la revista British
Journal of Surgery, Allison llamó al epitelio columnar
tipo-gástrico circundante, como “Esófago de Barrett”.
Aunque Barrett nunca reclamó ser el primero en describir el esófago distal cubierto por epitelio columnar,
e inclusive mencionó nueve posibles reportes previos
al suyo, desde entonces recibe este epónimo (17).
El descubrimiento y aislamiento de la bacteria responsable de buena
parte del cáncer gástrico y de la enfermedad ulcerosa se debe al
científico polaco Walery
Jaworski (1849-1924), lo que fue confirmado en 1983
por los científicos australianos Robin Warren y Barry
Marshall, quienes demostraron que el Helicobacter pylori es capaz de
desarrollar cambios inflamatorios y alteraciones en la secreción del
jugo gástrico (2,18).
Hígado y vías biliares
En 1937 Huard y Hop realizaron la primera colangiografía transhepática
percutánea identificando una estenosis del conducto biliar en un
paciente con sospecha
clínica de hepatopatía. Está técnica fue poco conocida
al principio, debido a que el reporte original se realizó
en francés y fue publicada en una revista de baja circulación. Luego,
Carter y Saypo realizaron en 1951 en
los Estados Unidos la primera colangiografía transparietohepática
(19,20).
Previo a la invención de la ultrasonografía, los cálculos
biliares se podían visualizar radiológicamente mediante la
colecistografía oral, identificando un defecto de
llenamiento en la vesícula biliar, desde 1940 y gracias
al desarrollo de la ecografía de vías biliares por Ludwig y Struthers
en Maryland, este es el método de elección y con mayor sensibilidad
(21,22).
En 1975 Elizabeth Harvey y colaboradores, demostraron la utilidad del ácido iminodiacético marcado con
tecnecio 99m para la gammagrafía con ácido iminodiacético hepatobiliar (HIDA), empleada para evaluar
la vesícula, así como la excreción de bilis desde el hígado y su flujo hacia el intestino (23).
La primera derivación portosistémica intrahepática
transyugular (TIPS) fue realizada en 1969 por Palmaz
y colaboradores, mediante la colocación de una prótesis metálica expandible, creando así el puente venoso
entre la porta y la vena hepática (24,25).
En 1939 Roholm y colaboradores, demostraron que
una epidemia de ictericia se debió a una inflamación
hepática o hepatitis, basado en biopsias hepáticas y en
las alteraciones del perfil bioquímico. Durante la Segunda Guerra
Mundial ocurrieron grandes epidemias
de ictericia después de la inyección de vacunas o inmunoglobulinas con
suero contaminado. En 1947 MacCallum ideó los términos de hepatitis A
transmitida a
partir de heces y sangre con un período de incubación
corto, y hepatitis B transmitida por la sangre y con un
período de incubación largo. A mediados del siglo pasado, Krugman y
colaboradores definieron los datos
epidemiológicos, clínicos e inmunológicos característicos de cada uno
de esos tipos de hepatitis. Demostraron la eficacia de la
inmunoprofilaxis pasiva contra la
hepatitis A o B utilizando diferentes formulaciones de inmunoglobulina
sérica. Después, Blumberg y colaboradores, identificaron el virus de la
hepatitis B (26,27).
En 1975, Feinstone postuló que otro tipo de hepatitis
se debía a un virus no descubierto llamado no-A, noB. identificado luego por Houghton mediante técnicas
de clonación molecular, logrando la clonación del genoma, la caracterización del virus, y el desarrollo de
inmunoensayos para el diagnóstico y cribado del virus
C de la hepatitis (28).
Mario Rizzetto y colegas en Turín, detectaron un nuevo sistema
antígeno-anticuerpo por inmunofluorescencia en los núcleos de
hepatocitos de muestras de
biopsia hepática de pacientes con hepatitis B crónica.
Este antígeno, llamado antígeno delta, y el anticuerpo correspondiente
se detectaron en algunos pacientes
con hepatitis B crónica, pero nunca se encontraron en
pacientes con otros tipos de hepatitis viral. El agente
delta fue llamado hepatitis D (29).
Patología colorrectal
En 1967 Greegor ideó la prueba de guayaco o sangre
oculta en heces lo que mejoró la detección del cáncer
de colon, permitiendo su confirmación en etapas más
tempranas mediante colonoscopia y por lo tanto logrando la curación de los pacientes (30).
Durante el siglo pasado también se dio origen al desarrollo de la
genética molecular, que permitió identificar un sinnúmero de patologías
gastrointestinales,
como los síndromes de poliposis, poliposis juvenil familiar y síndrome
de Peutz-Jeghers (31).
Enfermedad inflamatoria intestinal
El Dr. Morgagni fue el primero en describir la conocida hoy como enfermedad de Crohn, en el año de 1769
en el cadáver de un paciente joven con antecedente
de diarrea, en 1813 Combe y Saunders, dos cirujanos
londinenses reportaron la enfermedad en un paciente
vivo, pero fue el Dr. Burril Crohn quien en 1932 realizó
la primera publicación de una serie de casos y es por
esto que se le atribuye el nombre. La enfermedad inflamatoria intestinal, es una de las que ha presentado más
avances en el tratamiento en los últimos años, gracias
al uso de la terapia biológica tanto para la enfermedad
de Crohn como para la colitis ulcerativa (32,33).
Conclusiones
A la par con la ciencia en general, la gastroenterología
ha presentado un desarrollo exponencial en todas las
áreas durante las últimas décadas. Tanto los métodos
diagnósticos como los terapéuticos han permitido un
mayor acercamiento al paciente y a su enfermedad.
Por solo mencionar algunos, se debe tener en cuenta
la genética, la biología molecular, la amplia variedad
de tratamientos endoscópicos y la invención de nuevos
fármacos. La historia seguirá escibiéndose con la esperanza de que el principal beneficiario de todos estos
avances sea el paciente mismo.
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Recibido: 08 de
agosto de 2022
Aceptado: 16 de
Septiembre
de 2022
Correspondencia:
Robin Germán Prieto Ortiz
rgprietoo@hotmail.com