¿Será posible una sociedad basada en el conocimiento?
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Hernán Felipe Guillén-Burgos ¹, Juan-Manuel Anaya ²
Muchos afirman que el conocimiento generado por
la investigación es fundamental para la economía de
un país. La ciencia debe ser un bien público, es impulsada por la tecnología y está guiada por el bienestar
humano. La “Teoría de Crecimiento Endógeno”, de Paul
Romer, ha demostrado cómo la acumulación de conocimiento genera crecimiento económico en el largo
plazo. “El crecimiento está impulsado por el cambio tecnológico que surge de las decisiones de inversión intencionales”, afirma Romer, premio Nobel de Economía en
el 2018 (1).
La sociedad del conocimiento,
propuesta por la Misión Internacional de Sabios (MIS) 2019, estaría
lejos
de materializarse si se tiene en cuenta el presupuesto
de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) asignado
en el Presupuesto General de la Nación (PGN) 2023
(2), el cual sigue la línea modesta de los presupuestos
anteriores para Investigación y Desarrollo (I+D), así
como para las Actividades de Ciencia, Tecnología e
Innovación (ACTI), y cuyas cifran sitúan a Colombia
en los últimos lugares de los países miembros de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). De acuerdo con el
Manual Frascati de la OCDE (3), la estadística global que describe
la I+D de un país es el gasto interno bruto en I+D
(GERD, por sus siglas en inglés, Gross Domestic Expenditure on R&D) el cual abarca todos los gastos en I+D
(gasto corriente como proyectos/programas financiados, mano de obra, más el gasto bruto de activo fijo
como la infraestructura, maquinaria y equipos).
Según datos de la OCDE, Colombia
durante los últimos 20 años invirtió en promedio alrededor del 0,15 %
de su Producto Interno Bruto (PIB) en I+D (4). En el
año 2020 invirtió el 0,28 % (4). Sin embargo, en lo que
respecta a ACTI la inversión se aproximó al 0,84 % del
PIB (5). El PGN 2022 asignó al Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación (MinCiencias) un total
de $302.901.433.272 millones de pesos para gastos de
inversión, de acuerdo con la Resolución No 0003 de
2022. Para el 2023, el PGN tiene presupuestado un incremento de
aproximadamente $100 mil millones de
pesos, para un total aproximado de $401.000 millones
de pesos, de los cuales $373 mil millones serán para
gastos de inversión, y $29 mil millones para gastos de
funcionamiento (2). El Fondo de Ciencia, Tecnología
e Innovación (FCTeI), que tiene como objetivo incrementar la capacidad
científica, tecnológica, de innovación y de competitividad de las
regiones mediante
proyectos que contribuyan a la producción, uso, integración y
apropiación del conocimiento en el aparato
productivo y en la sociedad en general, tiene asignado
el 10 % de los ingresos del Sistema General de Regalías. Para el bienio
2021-2022, el FCTeI contó con un
total disponible de $1.716 billones de pesos. Gran parte de los
recursos de este Fondo se destinan más hacia
ACTI que a la propia I+D, lo cual es un indicador de
reconocimiento a los esfuerzos que se llevan a cabo
en otras actividades de CTeI relacionadas, y que no
hacen parte de las actividades de I+D. Sin embargo, la
OCDE es clara en resaltar que la medición de comparabilidad global es
el gasto interno en I+D.
Colombia es un país en el que la inversión en investigación básica no ha tenido la atención que requiere,
como tampoco ha sido mayor la capacidad del país
para generar outputs (productos bienes o servicios innovadores que potencialicen la productividad y el
desarrollo económico). No obstante, las propuestas
de los gobiernos recientes, incluyendo el actual, han
generado expectativas de crecimiento económico a pesar de las dificultades económicas y emergencias (p.ej.,
pandemia de COVID-19). Estas expectativas deberían
materializarse en acciones tangibles de compromiso
estatal e inversión monetaria en CTeI. La creación del
MinCiencias ha sido un paso necesario en este sentido,
en la organización y gobernanza del Sistema Nacional de CTeI (SNCTI), pero es insuficiente para lograr
la sociedad basada en el conocimiento, con salud y
bienestar, propuesta por la MIS, cuya hoja de ruta está
plasmada en importantes y detallados documentos (ver
https://minciencias.gov.co/mision-sabios/documentos).
Adicionalmente, el efecto negativo que la tasa de cambio del dólar ejercerá sobre la CTeI es un argumento
mayor para sustentar esta discusión, en la medida que
la gran mayoría de equipos e insumos para la investigación deben importarse.
Aunque pudiera entenderse que el
enfoque de inversión propuesto es estatista, pareciera más una
aproximación introductoria. Según los datos del Observatorio Colombiano
de Ciencia y Tecnologia, durante
el año 2020 la inversión en ACTI e I+D por tipo de
entidad ejecutora fue de un 50,10 % y 51,64 % por
parte del sector productivo respectivamente (5). Esto
significa que el sector productivo tiene como motor de
desarrollo económico ACTI y actividades de I+D que
generan valor en su núcleo de negocio y optimizan la
capacidad productiva del país.
La inversión en I+D y ACTI en el sector salud y ciencias de la vida debe estar basada en prioridades de la
salud, en la evidencia y la necesidad de una sociedad
saludable y con bienestar (6). Para el periodo 2017-
2021, el promedio de recursos disponibles del Fondo
de Investigación para la Salud (FIS) fue de $64.54 mil
millones de pesos. En el año 2022 se dispuso de un
total de $63 mil millones y para el 2023 se tiene estimado aprobar un total de $70 mil millones de pesos.
El FIS correspondió al 20,86 % para el año 2022 del
PGN asignado a MinCiencias. Para el 2023 se estima
que el porcentaje será de 17,45 %, es decir tendrá una
disminución de 3,41 puntos porcentuales, a lo que se
suma el impacto negativo del aumento en la tasa de
cambio. Barnabé y colaboradores (7), en un estudio
de priorización de recursos para investigación en salud, identificaron que países como Sudáfrica invierte
un 19,8 % de los recursos disponibles para I+D en investigación en salud. Otros países tienen inversiones
menores, como por ejemplo Argentina, con un 5,3%,
Uruguay con un 15,4 % de sus recursos disponibles en
I+D para investigación en salud. Por su parte, Estados
Unidos hace una de las inversiones más altas, alrededor del 32,05 % de su total disponible en I+D para
solventar los procesos conducidos por los Institutos
Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés)
y otras agencias relacionadas con el sector salud (7).
Las bondades de la inversión
sustancial en I+D se han
visto reflejadas en importantes avances en el desarrollo
productivo de países como Corea del Sur, Israel y Suiza, posicionados
hoy como hubs de innovación y productividad, y con una mayor calidad de
vida e ingresos
per cápita que en el pasado (8,9). En Colombia preocupa que la
inversión indirecta, como son los beneficios tributarios de CTeI,
puedan verse afectados dentro de
la propuesta de reforma tributaria actual. Existe evidencia sobre el
impacto positivo de los incentivos en
los inputs (inversión en I+D por deducción o incentivo)
de acuerdo con el informe publicado por la OCDE (8).
Sin embargo, el beneficio de dichos incentivos sobre
los outputs (innovación y productividad) es controversial (10). Durante
el 2019-2022 el MinCiencias asignó
$5.01 billones en cupo para beneficio tributario por inversión en CTeI.
Lo anterior evidencia que el uso del
incentivo se traduce en cupos de deducción a partir de
las inversiones en I+D, donde el sector productivo ocupa el mayor
porcentaje de financiamiento e inversión.
El reconocimiento de nuestra
limitación financiera
debe ser contextualizado en el marco de las recomendaciones de la MIS
priorizando los retos que tenemos
como país, tales como la soberanía sanitaria y farmacéutica, la
reindustrialización y reactivación económica, la soberanía tecnológica,
la transición energética,
la disminución de la pobreza y el hambre, entre otros.
Si Colombia quiere hacer un tránsito hacia una sociedad basada en el
conocimiento, en la cual la ciencia y
los saberes ancestrales comulguen hacia el logro de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible y hacia la resolución de problemas
nacionales y globales, no solo debe
fomentar la educación, la curiosidad y la pasión por
el descubrimiento, sino que debe financiar dichos propósitos para el
beneficio de la sociedad actual y de las
generaciones futuras. No en vano una de las recomendaciones del
documento CONPES 4069 es adelantar
las gestiones requeridas para garantizar la financiación
de las políticas contenidas en el mismo, a pesar de no
sugerir un porcentaje determinado.
En resumen, se resalta la
importancia de la discusión y
promoción de un mayor presupuesto de inversión para
CTeI en el país enfocado en gasto en I+D. El diálogo
vinculante con la sociedad civil en general, y con la
academia, en particular, es fundamental para lograr
consensos y promover esa anhelada sociedad del conocimiento. Un ejemplo
fue el reciente freno al recorte
financiero de las agencias gubernamentales estadounidenses, gracias a
la intervención de diferentes grupos de académicos e investigadores que
se reunieron
y discutieron con el Congreso y el Gobierno sobre la
importancia de mantener el presupuesto para los NIH,
el Departamento de Energía y otras agencias gubernamentales (9-11).
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¹ Center
for Clinical and Translational Research, La Misericordia Clínica
Internacional, Barranquilla, Colombia; Facultad de Medicina,
Universidad Simón Bolívar, Barranquilla, Colombia.
2 Editor, Revista MEDICINA; Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina. Coordinador del Foco de Ciencias
de la Vida y de la Salud, Misión Internacional de Sabios 2019
Referencias
1. Romer PM. Endogenous technological change. J Polit
Econ 1990;98: S71-S102
2. Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Presupuesto
Público Nacional. Proyecto Presupuesto General de la
Nación 2023.
https://tinyurl.com/2p9ate6f
3. OECD. Frascati Manual 2015: Guidelines for Collecting
and Reporting Data on Research and Experimental Development, The
Measurement of Scientific, Technological and Innovation Activities,
OECD Publishing, Paris,
2015.
https://doi.org/10.1787/9789264239012-en.
4. OECD. Gross domestic spending on R&D (indicastor).
2022.
5. Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnologia. Indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación Colombia
2020. Bogotá D.C; 2021.
6. Espinosa OA, Puentes G, Rodríguez JJ, Patiño PJ, Robayo AM, Anaya JM. Prioridades y recomendaciones
para la salud en Colombia basados en la gran encuesta en salud (Ciencia,Tecnología e Innovación). Editorial
Universidad de Antioquia, 2022.
https://tinyurl.com/yeyw8zxz
7. Barnabé MA, Gordon R, Ramjee G, Loots G, Blackburn
JM. National expenditure on health research in South
Africa: How has the landscape changed in the past decade? S Afr Med J. 2020;110:274-283.
8. Appelt S, Bajgar M, Criscuolo C, Galindo-Rueda F. R&D
Tax Incentives: Evidence on design, incidence and impacts. Paris; 2016. Report No. 32.
9. Staff S. Trump once again requests deep cuts in U.S.
science spending. Science 2019;80: Mar 11.
10. Ledford H, Reardon S, Rodríguez Mega E, Tollefson J,
Witze A. Trump seeks big cuts to science funding-again.
Nature. 2019; Mar 11;
11. Malakoff D, Mervis J. Trump’s 2021 budget drowns
science agencies in red ink, again. Science 2020; Feb
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