“Las gentes que
nunca se preocupan por sus antepasados
jamás mirarán hacia la posteridad”. (Edmund Burke)
Resumen
La historia de la oncología gastrointestinal está atada a la de la
oncología en general. Desde los primeros conocimientos sobre la
enfermedad, pasando por los desarrollos de las técnicas quirúrgicas
hasta el
conocimiento de la fisiopatología celular y molecular, la oncología
gastrointestinal muestra el desarrollo que han tenido las distintas
disciplinas para el entendimiento y control del cáncer. Las mejoras en
la detección temprana han tenido de igual forma impacto trascendental
no solo en los resultados sino
en el entendimiento y el abordaje la patología gastrointestinal
oncológica. La historia de la oncología
gastrointestinal está muy influenciada por el desarrollo del
conocimiento y tratamiento de dos enfermedades: el cáncer colorrectal y
el cáncer gástrico, varios de sus avances son la base del abordaje de
las
distintas neoplasias del tracto gastrointestinal e incluso de otros
tumores de distinto origen.
Palabras clave: Tumor; neoplasia; gastrointestinal;
historia.
HISTORICAL PERSPECTIVE OF GASTROINTESTINAL ONCOLOGY
Abstract
The history of gastrointestinal oncology is tied to that of oncology in
general. From the fi rst
knowledge about the disease, through the developments of surgical
techniques to understand
cellular and molecular pathophysiology, gastrointestinal oncology shows
the growth that different disciplines have had to understand and
control cancer. Improvements in early detection
have also had an intangible impact not only on the results but also on
the understanding and
approach to gastrointestinal oncological pathology. The history of
gastrointestinal oncology is
highly infl uenced by the development of knowledge and treatment of two
diseases: colorectal
cancer and gastric cancer. Several of its advances are based on the
approach to the diff erent
neoplasms of the gastrointestinal tract and even other tumors of diff
erent origin.
Keywords: Tumor;
neoplasia; gastrointestinal; history.
¹ Departamento de oncología clínica. Clínica Colsanitas.
Bogotá, Colombia.
Introducción
La oncología gastrointestinal tiene sus orígenes en la
misma oncología. Dos neoplasias gastrointestinales
han marcado el desarrollo de la oncología gastrointestinal: el cáncer
colorrectal y el cáncer gástrico, sin
desconocer la contribución relevante que han hecho
los avances en la cirugía pancreatobiliar o hepática al
desarrollo de la oncología moderna. Esta somera revisión de los
aspectos históricos más importantes de la
oncología gastrointestinal refleja el enorme progreso
que han tenido las disciplinas oncológicas desde sus
abordajes quirúrgicos hasta la oncología de precisión.
Sin duda es una visión parcial sobre la historia, toda
vez que está enfocada hacia la oncología occidental,
dejando por fuera sin intención del autor, algunas de
las contribuciones que han hecho los países asiáticos
al desarrollo de la oncología gastrointestinal, en especial en el
cáncer gástrico. Se realizará una breve descripción general de la
historia y desarrollo de la oncología, dado que no es posible desligar
las bases de la
oncología gastrointestinal de la oncología en general.
Civilizaciones antiguas
Existe evidencia sobre la existencia del cáncer desde
la prehistoria. Se han demostrado lo que parecieran
ser vestigios de afectaciones de tumores en restos
pertenecientes a
Homo erectus
y a un
Australopítecus de
hace 4 millones de años, sin embargo, la descripción
más próxima a la enfermedad está contenida en el
Código de Hammurabi (1700 a.C), con la presencia
de tumoraciones en restos óseos de momias del antiguo Egipto (1,2). De
igual manera en el papiro de
Edwin Smith (siglo XVII a.C) y el papiro de Ebers
(sigo XVI a.C) se realizan descripciones de úlceras
en la mama que fueron tratadas con cauterización y
en las que se advertía una dura realidad que no deja
de estar presente hasta nuestros días, y es que para
esta enfermedad, en algunos casos, no existe tratamiento efectivo
alguno (2,3).
La antigua Grecia con Hipócrates sentaría las bases de la medicina en
occidente y su teoría de los
humores atribuiría a uno de ellos, quizás al más
enigmático, la bilis negra, el origen del cáncer, además de introducir
los términos carcinoma y carcino
relacionados con la presencia de ulceración de las
lesiones (1,2). Celso y Galeno en Roma introducirían los términos
cáncer y
oncología respectivamente,
aunque más allá de los términos, sus contribuciones
fueron conceptuales y describían brillantemente la
enfermedad (1,2). Maimónides (1135-1204) describió que el tratamiento
contra el cáncer implicaba la
extirpación hasta el tejido sano, sentando las bases
de la cirugía oncológica (2,4).
Edad Media, Renacimiento e
Ilustración
Como en diversas disciplinas, la edad media supuso
un estancamiento en el desarrollo de la medicina. La
cirugía fue considerada una actividad impropia del
médico lo cual mermó sus avances (2). Dentro de los
más significativos relacionados con la oncología se
encuentra la diferenciación entre la hipertrofia mamaria y el cáncer de
mama atribuido a Lanfranco
de Milan (1250-1315). De igual forma las contribuciones de Leonardo Da
Vinci (1452-1519) con las
descripciones y diagramas realizados a partir de la
disección de cadáveres, algunos de ellos fallecidos a
consecuencia del cáncer (2,5).
Durante la época del renacimiento se destacan las
contribuciones de Andrea Vesalio (1514-1564) considerado el padre de la
anatomía moderna. La teoría
galénica empieza a cuestionarse y aparecen aproximaciones como la de
Stahl (1660-1734) en las cuales se postulaba que el cáncer era el
resultado de la
fermentación y degeneración de la linfa (4). Morgagni (1682-1771)
describiría tumores del esófago,
estómago, recto, páncreas y ovario bajo el precepto
de que la anatomía daría respuestas a las causas de la enfermedad, y
Albertini (1662-1738) describiría
la lesión anatómica como el fundamento de toda la
patología sentando así las bases científicas de la oncología (2,5).
John Hunter (1728-1793) considerado como el padre
de la cirugía moderna, establecería el vínculo estrecho entre la
anatomía y la fisiología, postulando que
para los tumores se podría operar solamente en determinadas
circunstancias, específicamente “siempre y cuando no se hubiesen
invadido los tejidos
vecinos” (6). A partir de los conceptos de Hunter y
Morgagni se produjeron los primeros avances de la
cirugía rectal oncológica: Jean Faget realizaría la primera resección
de recto por un tumor rectal; Henry
Pillore de Rouen en 1776 realizará la primera colostomía/cecostomía,
Jacques LisFranc realizaría con
éxito la primera escisión rectal como tratamiento de
un cáncer y recto, Maurin y Herbert Mayo –de manera simultánea a
LisFranc– comunicarían los primeros casos de resecciones exitosas de
cáncer rectal.
En 1883 Reybard de Lyon realizaría la primera colectomía en un paciente
que presentó un absceso por
una perforación de un tumor del colon. Estos éxitos
tempranos fueron mermados por la presencia de hemorragia e infección
que presentaban los pacientes
que finalmente llevaban a la muerte de quienes fueron sometidos a estas
intervenciones (7-9).
Posteriormente Rudolf Virchow (1821-1902), con su
concepto “
Omnis cellula e cellula”
propondría la teoría de la célula como la unidad funcional primaria
y se iniciaría la oncología científica con el empleo
de la microscopía y el establecimiento de los fundamentos científicos
modernos para el estudio del
cáncer (2,4,10). Karlh Thiersch (1822-1895) demostraría que el cáncer
metastatizaba por la diseminación de células malignas y no por el
esparcimiento
de un supuesto líquido cancerígeno y Steven Paget
en 1889, describiría los patrones de las metástasis,
estableciendo que las células tumorales tendrían una
afinidad específica por determinados órganos y no
simplemente una distribución al azar (2,4).
El desarrollo de la anestesia y de las técnicas asépticas, estas
últimas basadas en los principios de Joseph Lister trajeron consigo un
enorme desarrollo de
la cirugía oncológica y de la cirugía en general. A
finales del siglo XIX se incrementaron las intervenciones quirúrgicas.
Theodor Billroth llevaría a cabo
la primera gastrectomía distal por cáncer gástrico en
1881, realizando una reconstrucción Billroth I en
un paciente que sobrevivió 115 días. De igual forma
intervendría a un número importante de pacientes
con cáncer de colon y recto modificando las técnicas propuestas por
LisFranc, permitiendo mayor radicalidad. Schalatter y cols.,
realizarían la primera
gastrectomía total en 1897, mientras que Mikulicz
reportaría la primera cardiectomía exitosa. Estas
primeras intervenciones en el cáncer gástrico permitirían hacer la
descripción del patrón de invasión del
cáncer gástrico y su opción de tratamiento quirúrgico: infiltración
directa a la submucosa y muscularis mucosa (operable), diseminación a
los linfáticos
(operable), diseminación transperitoneal con lesiones que envuelven
toda la pared gástrica (inoperable) y diseminación a través del
torrente sanguíneo a
órganos distantes (inoperable) (11).
En el campo de la cirugía colorrectal, Theodor Kocher en 1874
introduciría la vía quirúrgica transsacra con resección coccígea,
técnica perfeccionada
por Paul Kraske en 1885. Vincent Czerny describiría
la primera intervención de un tumor rectal por vía
abdominal. Carl Gussenbauer utilizaría esta vía abdominal para abordar
un cáncer de recto y además
realizaría un cierre distal del recto, técnica perfeccionada y
potenciada por Henry Hartman, procedimientos que aún hoy se mantienen
vigentes (7-9). Estos avances en la cirugía colorrectal permitieron no
solamente mejores resultados en los pacientes, sino
el conocimiento sobre los patrones de recurrencia de los tumores, lo
cual llevó a plantear cirugías más radicales que incluyeran el
mesorrecto y la disección
de ganglios linfáticos laterales. De igual forma se introdujo el
concepto de la preservación de estructuras
nerviosas y del aparato esfinteriano (7-9).
El desarrollo de la cirugía oncológica estaría entonces enmarcado no
solamente en todo lo que el
cirujano podría extirpar, lo cual se podría analizar
y asignarle un diagnóstico preciso, sino que además
el patólogo podría decirle al cirujano si la intervención quirúrgica
había erradicado completamente el
tumor (2).
Edad Moderna
Cirugía
A inicios del siglo XX se realizaría las primeras revisiones de la
casuística de las intervenciones en el cáncer colorrectal. Krenlein en
1900 revisaría 881 casos
reportando una mortalidad operatoria de 19,4% y
una tasa de supervivencia a 3 años del 14,8%, considerándose a la
recurrencia como el factor pronóstico más importante, factor confirmado
por Vogel al
revisar 1.500 casos de los cirujanos más importantes de la época
Kocher, Billroth, Kraske, Czerny y
Allighmam entre otros, describiéndose una mortalidad operatoria del
20,9% y una tasa de recurrencia
del 80%. A partir de 1906 con el inicio del abordaje
abdominal para los tumores rectales, la mortalidad
postoperatoria descendería al 6% y la supervivencia
ascendería hasta el 65% a 5 años (1,7).
En el campo de la cirugía del cáncer gástrico se resaltan las
contribuciones de Groves con la primera
omentobursectomía en 1910, Cattell con la primera
resección de estómago y colon transverso en 1946,
Brunchwing con la primera gastrectomía y pancreatoduodenectomía por un
cáncer distal gástrico que
invadía la cabeza del páncreas (12-14). Laurence reportaría una de las
primeras series de casos en cáncer gástrico operados desde 1931 hasta
1950 con una
mortalidad perioperatoria del 21,6% y del 23,3% en
el periodo de 1951 a 1954. Sin embargo no fue sino
hasta 1985 cuando aparecieron los primeros estudios
controlados aleatorios que permitieron establecer recomendaciones
basadas en evidencia sobre la cirugía en cáncer gástrico (6,15).
Quimioterapia y terapias sistémicas
En los inicios del siglo XX el químico alemán Paul
Ehrlich acuñaría el término
quimioterapia
durante
su trabajo sobre el uso de agentes químicos para el
tratamiento de las enfermedades infecciosas (16).
Sin embargo, no sería sino hasta 1946 cuando Louis
Goodman establecería el nacimiento de la oncología
clínica con el empleo de mostazas nitrogenadas para
el tratamiento de linfomas Hodgkin, linfosarcomas
y leucemias, bases fundamentadas en el empleo bélico de estas
sustancias y sus observaciones audaces
(2). Posteriormente, en 1948 Sidney Farber y Louis
Diamond describirían el uso de la aminopterina y
amethopterina (metrotexate) los primeros análogos
del ácido fólico con propiedad antitumoral utilizados en leucemias
infantiles (17). Este hallazgo de
Farber marca un parteaguas para el desarrollo de la
oncología clínica gastrointestinal considerando que,
a partir de sus observaciones, los agentes antitumorales basados en los
análogos de folatos posibilitan
su empleo en diversos tipos de tumores. Así, en
1957 se inicia el uso de un análogo del ácido fólico
el 5-fluoracilo (5-FU) para el tratamiento del cáncer
colorrectal por Charles Heildelberger y colaboradores en la Universidad
de Wisconsin (18). Posteriormente Ullman y colaboradores describirían
el efecto
potenciador del leucovorin sobre el 5-FU en cultivos
celulares, lo cual sentaría las bases para su empleo
clínico. En 1989 Michael Poon y colaboradores describirían los
resultados de la combinación de 5FU y
leucovorin en cáncer colorrectal metastásico con tasas de respuesta del
23% con una tendencia al incremento en la superviviencia global con una
mediana
de 12,2 meses, y Machover y Madajewicz realizarían
diversas modificaciones de esta combinación para el
tratamiento del cáncer colorrectal (19-21). Las modificaciones
posteriores introducidas por los regímenes de Mayo Clinic, Roswell Park
y de Gramont
establecieron los esquemas tradicionales del uso del
5FU-Leucovorin para el tratamiento del cáncer colorectal, además de su
introducción en el escenario de
la quimioterapia adyuvante (22-24).
Durante las décadas de los años 70 y 80 ocurrieron
eventos fundamentales en el desarrollo de la terapéutica de los tumores
gastrointestinales con el descubrimiento en Japón, en la Universidad de
Nagoya
por Yoshinori Kidani del Oxaliplatino en 1976 y,
posteriormente en el mismo país, por Yakult Honsha Ltd en 1983 con el
descubrimiento del inhibidor
de topoisomerasa irinotecan (25,26). Estos dos medicamentos son –junto
a los fluorinados– la base del
tratamiento quimioterapéutico de la mayoría de los
tumores gastrointestinales.
La idea del bloqueo de la angiogénesis para el tratamiento oncológico
fue introducida por Judah Folkman y colaboradores en 1971, sin embargo,
no fue
sino hasta el 2004 cuando se evaluó el uso del bevacizumab para el
tratamiento del cáncer colorrectal (27,28). De igual manera en 1983 y
1984, John
Mendelson y Gordon Sato propusieron al receptor
para el factor de crecimiento derivado del epitelio
(EGFR) como un blanco terapéutico oncológico a
partir de sus observaciones de la sobreexpresión de
estos receptores en distintos tumores, pero solo décadas posteriores se
estableció su uso en el cáncer
colorrectal (29-31).
El desarrollo de la inmunoterapia revolucionó la oncología en el siglo
XXI. Desde 1891 cuando William
Bradley Coley conocido como el padre de la inmunoterapia describió la
regresión de tumores óseos posterior a infecciones de erisipela, una
infección cutánea
por
Streptococcus pyogenes
(32-34). Sus observaciones
lo llevaron a administrar diferentes mezclas de
Stretococcus pyogenes y Serratia marcescens
directamente a
los tumores de varios pacientes, y en mayo de 1893
reportó sus primeros resultados logrando la regresión
de varios tipos de tumores como sarcomas, linfomas
y tumores testiculares (32-34). A pesar de este éxito
aparente, la sociedad médica desestimó su descubrimiento al
considerarlo demasiado arriesgado para
ser usado en pacientes oncológicos. Tuvo que pasar
más de medio siglo para que este concepto volviera
a tomarse y en 1945 se inicia la administración de interferón para el
control tumoral (32,35). Finalmente
el desarrollo de esta estrategia ha generado enormes
progresos, especialmente en la última década. El premio Nobel de
Medicina del 2018, otorgado a James
Allison y Tasuku Hondo, da cuenta de la importancia
de esta nueva estrategia de tratamiento antitumoral,
en la cual los tumores gastrointestinales, especialmente el cáncer de
esófago, el cáncer gástrico, el colangiocarcinoma, el cáncer de canal
anal y algunos subtipos
de cáncer colorrectal han mostrado los resultados más
prometedores (32).
Radioterapia
Desde el descubrimiento de los rayos X por Wilhelm
Conrad Roentgen en noviembre de 1895 enormes
progresos en esta área han permitido un mejor y más
efectivo tratamiento del cáncer (36). Solo 7 meses
después de la publicación de Roentgen, Victor Despeignes en Francia
describiría el uso de la radioterapia en un paciente con cáncer
gástrico (36). A partir
de entonces el avance en esta área ha sido constante,
pasando por los primeros tumores de cabeza y cuello
curados con tratamiento de rayos X fraccionados en
1928, luego con la cobal-terapia en 1961, los inicios
de la IMRT en 1978 hasta las técnicas más modernas
de radiocirugía esterotáxica corporal (SBRT) y terapia con protones que
han contribuido y continuarán
contribuyendo al tratamiento de los tumores gastrointestinales.
Timmerman y colaboradores reportaron por primera vez los resultados del
tratamiento
con SBRT en pacientes con cáncer de pulmón que
no eran susceptibles de tratamiento quirúrgico (37).
De forma similar, esta técnica ha ganado aceptación
en otros tumores como el cáncer colorrectal y las
metástasis hepáticas (38,39).
Avances en otras disciplinas
Si bien durante el siglo XX se produjeron enormes
avances en el tratamiento del cáncer como los mencionados, estos
guardan una estrecha relación con
lo que se considera el descubrimiento del siglo XX
en la oncología: la estructura química del ácido desoxirribonucleico
(ADN) por Francis Harry Compton Crick y James Dewey Watson en 1953. Su
caracterización permitió establecer la relación de los
carcinógenos con los cambios ocasionados sobre el
ADN, y de igual forma el desarrollo de tratamientos
dirigidos contra el ADN tumoral (40,41). A partir
de estos descubrimientos vinieron otros fundamentales para el
desarrollo de la oncología, en 1976 se
describió el primer oncogen src por parte de Harold
E. Varmus y Michael Bishop, una década más tarde
Stephen H. Friend aislaría el gen supresor Rb, uno
de los primeros genes asociados a una forma de cáncer familiar (41).
Henry Lynch en 1966, ampliaría los hallazgos hechos por Aldred Scott
Warthin, un médico patólogo
que padecía una forma de cáncer colorrectal heredofamiliar y
describiría el Síndrome de Lynch I y II
y su relación con las alteraciones de algunos genes,
alteraciones que podían heredar (40).
En el campo del diagnóstico del cáncer gastrointestinal se podría
mencionar algunos avances trascendentales durante el siglo XX como el
desarrollo de
la prueba de sangre oculta en heces por David Gregor en 1967, la
primera colonoscopia en 1969 por
William Wolf, la tomografía axial computarizada
desarrollada por Godfrey Hounsfield en 1972, la resonancia magnética
nuclear un año más tarde por
Paul Lauterbur y Peter Mansfield y la tomografía
por emisión de positrones por Michael Phelds y Ed
Hoffman en 1974 (2,40). Estos importantes avances
en el campo diagnóstico permitieron no solamente
un diagnóstico más temprano de la enfermedad oncológica
gastrointestinal, sino una mejor evaluación
del compromiso tumoral y de la respuesta a los tratamientos. Su
contribución al desarrollo de la oncología es innegable.
Conclusiones
Los tumores gastrointestinales continúan siendo una
causa frecuente de morbi-mortalidad en el mundo y
en nuestro país. Los avances en el conocimiento de
la enfermedad, desde sus bases, la genómica y la fisiopatología celular
han permitido alcanzar importantes logros en el diagnóstico y en el
tratamiento de
estos tumores. Desde los pocos días que sobrevivió
el paciente operado por LisFranc de cáncer rectal localizado hasta la
posibilidad de sobrevida del 50% a
5 años, incluyendo la posibilidad de curación para
los pacientes con cáncer colorectal metastásico, dan
cuenta que el esfuerzo iniciado por muchos ha resultado en los logros
del trabajo mancomunado de
las distintas disciplinas que atienden estas enfermedades. Aunque los
avances son mencionados por separado para cada disciplina su
interrelación existe
desde sus inicios.
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Recibido:
Noviembre 17, 2020
Aprobado: Noviembre 20, 2020
Correspondencia:
Leonardo Rojas
llrojas@colsanitas.com