ACADÉMICO DE NÚMERO HERNANDO MATIZ CAMACHO

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Alfredo Jácome Roca ¹





académico Hernando Matiz Camacho

Un innovador en medicina

El 8 de marzo de 2022 falleció en Bogotá el académico Hernando Matiz Camacho. Padeció varias enfermedades serias, las que no entorpecieron su activo trasegar cotidiano, ya que siempre salía avante y lleno de entusiasmo para continuar con los muchos proyectos que inició en el campo de la medicina. Fue un profesor y un eterno estudiante, ya que no dudaba en alternar el podio del maestro con el pupitre del alumno.

Fuimos contemporáneos, él ligeramente mayor. Fue unos de los buenos bachilleres del histórico San Bartolomé, institución oficial regentada por los PP. Jesuitas. Luego estudió medicina en la Universidad Nacional de Bogotá. La semilla de su interés por la cardiología la sembraron profesores como Ramón Atalaya, Jorge Bernal Tirado, Montes Duque, J. Hernando Ordóñez, Adolfo De Francisco, Hernando del Portillo y otros que fueron ejemplo entre los grandes clínicos de la cardiología. Estos oían los soplos cardíacos más difíciles de identificar, sabían replicar su onomatopeya, eran maestros con el estetoscopio, y leían sin pestañear los electrocardiogramas, única tecnología adicionada con la prueba de Master (o de esfuerzo), que con la placa de tórax confirmaban el diagnóstico clínico de aquel entonces. Pero las opciones terapéuticas eras escasas.

Para aquellas épocas muchos de los egresados mirábamos hacia un entrenamiento en el país del norte, y Hernando y yo no fuimos ajenos a esa diáspora, solo que regresamos a Colombia para quedarnos. Como internos, y más aun, como residentes de medicina interna debimos hacer con demasiada frecuencia maniobras de resucitación cardiaca, y colaborar en las primeras unidades de cuidado coronario, que luego se transformaron en las de cuidado intensivo (UCI), procedimientos ambos que dieron origen a la cardiología moderna, de la cual Hernando Matiz Camacho fue un pionero en Colombia. Partió entonces del San Juan de Dios de Bogotá para hacer medicina interna en la Lahey Clinic de Boston y luego cardiología y cateterismo cardiaco en el Hospital de Veteranos de Buffalo, NY. Regresó a Bogotá, con profundo conocimiento de todas esas nuevas técnicas, listo a participar en el gran cambio. El fecundo campo de las enfermedades cardiacas vino a ser tratada, ya no solo por los cardiólogos clínicos e internistas, sino por los intensivistas, emergenciólogos, expertos en cateterismo cardiaco y cirujanos cardiovasculares. El objetivo era disminuir la mortalidad y prolongar la vida útil.


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¹  Miembro de la Academia Nacional de Medicina. Editor Emérito Revista Medicina.


Nos conocimos en los albores de la nueva Asociación de Medicina Interna (ACMI). Fue presidente y/o fundador de esta y de otras sociedades como la de cardiología, cuidado intensivo, simulación clínica y medicina crítica. Organizó las primeras UCI en diversos hospitales de la capital colombiana, y fue uno de los fundadores de la Universidad del Bosque, entidad de la cual fue columna dorsal. A mediados de los años setenta, fuimos una semana a recorrer algunas ciudades del país con el Profesor Nick Fiumara (infectólogo y venereólogo que él conoció en Boston), en una campaña sobre el uso de la penicilina benzatínica para la prevención de la fiebre reumática y tratamiento de la sífilis.

Desde las universidades en que trabajó, hizo lo que se anota en la breve biografía de sus libros. “Educador y activista del entrenamiento de reanimación cardiopulmonar entre los profesionales de la salud y en la ciudadanía en general. Jefe de los servicios de cardiología en varios hospitales de Bogotá como el Hospital San Juan de Dios, Hospital San José y la Clínica San Pedro Claver, entre otros. Asesor de la OPS para la Organización del Cuidado Intensivo en Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Fue uno de los fundadores de la Facultad de Medicina de la Universidad del Bosque”. Obtuvo varías maestrías: En evaluación de la educación, en Gerencia y Dirección de Universidades y en Armonización curricular para las facultades de medicina colombiana. Fue especialista en Filosofía de la Ciencia en la Universidad del Bosque. Editó varios libros tales como Soporte vital básico y avanzado, Reanimación cardiopulmonar, Examen semiológico cardiovascular y fue creador del curso taller de Arritmias y electrofisiología, hoy en día en formato virtual. (e-learning). Se interesó además, con su colega Jaime Campos, en la implementación de la Telemedicina y en la enseñanza a través de las aulas virtuales, algo común en estos días.

Hernando era, al igual que yo, un barranquillero sin acento costeño. Fue médico de cientos de pacientes reales, pero como educador médico experto, vio con sus estudiantes muchos enfermos simulados (por ejemplo, estudiantes de medicina y de arte dramático, o en simuladores adquiridos por la Escuela de Medicina. Por esto fue director del Centro de Simulación de la Fundación Cardio infantil, director científico de ITMS Telemedicina de Colombia; rector y decano en la Universidad El Bosque; magistrado del Tribunal de Ética Médica. Recibió entre sus distinciones la de Excelencia en Medicina Interna, otorgada por la ACMI; Excelencia en Cardiología, otorgada por la Sociedad Colombiana de Cardiología, Educador en Medicina, otorgada por ACMI, la de Humanismo y Medicina, otorgada por Asociación Humanismo en Medicina; la de Excelencia en Medicina en Colombia, de la Asociación de exalumnos de la Universidad Nacional de Colombia, AEXMUN. Fue presidente de la Sociedad de Cardiología, de la Asociación Colombiana de Medicina Interna, de la Asociación Colombiana de Simulación Clínica; de la Asociación Colombiana de Cuidado intensivo.

Fellow del American College of Cardiology y del American College of Physicians. A la Academia Nacional de Medicina ingresó el 10 de septiembre de 1998 como Miembro Correspondiente, con su trabajo «Manual de Reanimación Cerebro Cardiopulmonar». En 2014, con su libro «Reanimación Cardiopulmonar. Nuevas Guías», fue promovido a Miembro de Número. Difícil lograr una hoja de vida como esta. Pero, sin menoscabo de sus logros, escribió también un libro titulado Poemas de Amor, Vida y Muerte.