DUELO, MÚSICA Y POESÍA

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Guillermo Sánchez Medina







Autor: Guillermo Sánchez Medina
ISBN: 978-958-49-3661-5
Edición: Primera Año: 2021
Páginas: 586
Avalado por:
Academia Nacional de Medicina
Instituto Colombiano del Sistema Nervioso
Carátula: G. Sánchez Medina
Digitación, Diseño y Diagramación: Claudia Arenas C.
Impresión: Carvajal Soluciones de Comunicación S.A.S.
DUELO, MÚSICA Y POESÍA



Prólogo

Corría el año 1965; mi familia compuesta por mi señora y dos hijos Ivonne y Guillermo. Los niños iban a sus colegios; mi señora se había conectado, hacía pocos años, con poetas reconocidos, y yo era conocido como psiquiatra y psicoanalista, preocupado por la salud mental; escribía cortos artículos en la página editorial de El Tiempo.

Entre nuestro círculo social de amigos, existía un famoso cirujano, culto, escritor de relatos, poesía y ciencia; los dos compartíamos la franja de la medicina, cada uno en su especialidad; sin embargo, para él, yo debía tener respuestas a incógnitas de los principios de causalidad provenientes de la mente. Un sábado fuimos invitados a la casa de un poeta amigo con distintas personas, entre ellos: Alfonso Bonilla médico y su señora Fanny Gómez que era ama de casa; Luis Carlos López, abogado de las Altas Cortes y su señora Matilde Ospina, poeta de gran renombre. Igualmente estaba Jaime Paredes también poeta y quien era escritor columnista de El Tiempo y había sido Embajador en Bolivia en los años 1946; es decir, hacía 28 años; allí nos habíamos conocido y él había sido muy cortés y amable en mi corta permanencia en La Paz; también estaba su señora, mi esposa, en ese entonces, era María Luisa Barea, española y también poeta. En ese entonces yo iba a cumplir 38 años; y, era como ahora lo sigo siendo, un enamorado de la vida. Ese día, después del almuerzo salimos a un patio; y, Alfonso pidió que le dejaran leer un verso sobre “la muerte de un árbol”; y, así se hizo. Cada poeta leyó sus versos; los de Matilde, María Luisa, Alfonso y Jaime (ver Cap. VII de esta obra).

En un momento dado Alfonso preguntó al psiquiatra psicoanalista, qué pensaba de la lectura, y él respondió: “esperemos al final; ¡ya veremos!”. Al final hice la lectura sintética de estrofas de cada uno de ellos, las cuales fueron concatenándose, y en donde demostraba que se estaba cantando “al duelo de una poetisa” recientemente fallecida.

Ese tema se convirtió en un estímulo por muchos años para mí, en el sentido que debería investigar, estudiar, así como escribir sobre la temática. Pasaron los años, y, muchos escritos de distinta índole se produjeron. Llegó el año 2003 publiqué el libro “Creación, Arte y Psiquis”, en donde traigo algún tema en relación a la poesía, pues, mi mente seguía obsesiva poniendo atención al libro por venir con el título: “Duelo, música y poesía”. Distintos textos se borraron con el agua lluvia que penetró la biblioteca y mojó escritos volviéndolos indescifrables; luego pasaron a ser escritos en máquina de escribir de mitad de siglo XX, más adelante a la eléctrica y luego a los distintos computadores, los cuales tenían su manera de imprimir, de guardar textos hasta llegar a lo actual: a la USB, y arribar a lo que considera la “famosa llamada: nube”.

Los años pasaron y varios libros tomaron prioridad; sin embargo, en el año 2017 y 2018, resolví no dejarlo pasar más; y, tomé la decisión de armar este libro de más de medio siglo, en el cual no solo traigo los tres temas principales, sino cada uno en escritos particulares; por ejemplo, en la relación con la música sobre los hechos neuropsíquicos y sicodinámicos, tomando la parte individual del artista y su temática, así como los orígenes primarios de los instrumentos en las diferentes áreas geográficas, igualmente hago un estudio algo especial, y común de cada uno de ellos para poner los hechos en estadísticas; igualmente se hizo alguna actualización de los conceptos científicos del cerebro y la música, así como la posibilidad de hacer interpretaciones psicodinámicas de los diferentes hechos que ocurren en esas dos clases de arte: música y poesía.

En los textos aparecen conceptos de otros autores como Menuhin, Davies, Levitin, Sánchez Thorin, y varios autores versados en la materia, y en la evolución de los instrumentos musicales, así como de la poesía. Confieso que no soy poeta, ni músico o literato; me dedico a estudiar apasionadamente diferentes temáticas, las cuales nos hacen sentir y nos trasladan a dimensiones placenteras distintas; descubriendo ideas, oyendo tonos que hacen vibrar los sentimientos sin entrar a lo popular, lo cual conlleva otro estudio diferente e igualmente profundo y apasionante, ayudándome a pensar más profundamente, a sentir la espiritualidad y luego llegar a una expresión simple, y, a la vez compleja. Incluyo en la obra algunos escritos que aparecen en otros libros míos sobre psicoanálisis, la música y aquellos que lo inducen por caminos más claros; sin pretender hacer una antología de la música y poesía, más sí una selección al “azar-determinista” para develar el duelo en la música y poesía. Además, recomiendo al lector consultar las obras: “Creación Arte y Psiquis”, (2003); “El Azar Determinista. El Lazo del Destino”, (2011); “Psicoanálisis de cien Años de Soledad” (2015); en ellas encontrarán diferentes conceptos desarrollados para llegar a los que ahora en el año 2018 se presentan, sin caer en la omnisapiencia, pues son múltiples las incógnitas sin resolver sobre el ser humano y las ciencias matemáticas conceptuales, sociales, estéticas y éticas, etc. Aquí se incluye lo “bello y/o la belleza en sus esencias”.

Para mí, es enriquecedor traer otros pensamientos, pues el lector podrá comparar modelos de pensar para ver, sentir y vivir diferentes motivaciones o sensibilidades que determinan la expresión de un hecho, llegando con ello a poder hacer analogías, pero también hacer confrontaciones, diferencias, paralelismos, concordancias o sus opuestos; esto hace del texto algo más vital; de ahí que he incluido, en un capítulo, el texto de la psicóloga Carolina Sánchez Thorin a quien años atrás le propuse escribiera algún tema y ella lo hizo sobre: “Música, erotismo y modernidad”.

Agradezco el estímulo que me da la vida, a la vez que la oportunidad de vivir para revivir experiencias propias y ajenas, y así analizarlas, y ponerlas afuera en palabras en forma coherente para develar, en lo posible, los principios de causalidad de los tres temas: “Duelo, Música y Poesía”.

Adviértase que en todos los seres humanos encontramos, de alguna manera, el duelo, así como en los poetas existe, el o los conceptos de témporo-espacialidad, las necesidades emocionales con sentimientos afectivos o emocionales de amor, con ternura o exquisitas emociones vitales de la existencia o de la vida, así como el temor a la muerte, a la soledad, a la pérdida, al dolor de la misma y un camino de escape en la unión eterna en un más allá, donde se ubica el “Todo” en el cual no hay dolor, soledad, sino unidad sin las amarguras del silencio, de otra alma que necesite, salir de las penas.

En el campo de la literatura existen filósofos, profesionales con una profunda capacidad analítica, con crítica y con sabiduría sobre la poesía; de tal manera, opinan cómo muchos “se dicen poetas” (y no lo son), porque su versificación, su lenguaje no tiene ritmo; la consonancia o la métrica necesaria; tampoco aparecen las metáforas, con el fin estético; que también construyen con su significado; conceptos que conectan mundos tangibles y procesos sensibles y simbólicos, y, aún paradigmáticos con su sentido específico, para considerarse poesía. El tema de la “metáfora” se desarrollará cuando nos refiramos en el capítulo sobre el pensamiento y la poesía; al pensar así, se deduce que los escritos pueden considerarse pseudo poéticos, de versos libres, o simplemente pertenecen a una prosa poética, o semipoética, o a una prosa sentida, lo cual significa que llevan algo de belleza; de tal forma, los que dicen que “son o consideran ser poetas” suelen también comunicar armonías con o sin profundidad conceptual, pero si con la libertad del idioma existencial, a la vez que sentimental.

Ocurre sí, que se encuentran en alguno de ellos, el encriptamiento de ideas y sentimientos expresados en sus escritos; es así como puede el lector entrar en confusiones y expresiones ambiguas, y en ocasiones caóticas, o simplemente quedarse en una o dos palabras (sujeto y verbo) y así paralizar las asociaciones libres que conducen al camino de la armonía poética. Si bien ha pasado más de medio siglo, en que inicie estas reflexiones, todavía a mis 94 años puedo hacerme preguntas de diversas clases, para entrar en esos otros mundos humanos; sin embargo, los animales también sienten pues tienen en su desarrollo neurobiológico el cerebro emocional, no bien conformado; y, más no completamente el cerebro cognitivo, para interpretar sonidos con sus signos, más sí con señales específicas.

Obviamente para algunos lectores esta obra podría parecer una antología; sin embargo, no lo es y no lo pretende ser; tanto los músicos como los poetas fueron escogidos al “azar determinista” y otros por cierta información parcial que tenía, en la época del bachillerato, en los colegios primero de Jesuitas, luego el del Gobierno Francés (en Colombia) y más tarde en el colegio de Buenos Aires (Argentina); además, a través de la vida cada ser humano se va retroalimentando con las diferentes preferencias que hay de cultura, con temas y autores según las épocas y regiones; lo que siempre atrae son los temas del amor, la vida, la alegría, el más allá, la soledad, la tristeza, la serenidad, la ausencia, el olvido, los celos, la patria, la historia, lo espiritual, lo sacro, la naturaleza, los paisajes, la fantasía, la ilusión, lo histórico y episódico, el dolor y la melancolía, a la vez que con la muerte ya mencionada.

En esta obra se profundiza sobre el origen de la música y la poesía, las primeras manifestaciones de ellas y en su evolución y cambio, hasta lo actualmente investigado y conocido por el autor de esta obra; no se deja de mencionar la unión o interrelación de la música con la poesía en los tonos o sonoridad en las palabras, o la que nace con las armonías que son musicales.

Pienso que, mi obsesión por este tema persistió, pues en ellos se fraguaban muchos de mis sentimientos y vivencias nuevas plasmadas en otras obras como: “Sueños despiertos”, “Si un niño te pide”, “La casa mágica de la 77”, o fueron investigadas con la lógica matemáticas en los estudios sobre “El cerebro, la mente y el estrés, “Un viaje por la vida”, “Creación, Arte y Psiquis”; algunos textos de mis escritos fueron ubicados en esta obra pues dan claridad a los conceptos aparecidos en estos últimos años. De una u otra forma algún comentario sobre los tres temas: duelo, música y poesía, ha salido inconscientemente en los textos, como un retorno de lo reprimido. En este momento me encuentro muy satisfecho de lograr llegar a cumplir una meta para que se pueda encontrar mayor satisfacción y alegría de vivir.

G. Sánchez Medina