EXPOSICIÓN TEMPORAL “EL ABRAZO DE SUÁREZ”. ENFERMEDAD Y REPRESENTACIONES GRÁFICAS DE LA EPIDEMIA DE GRIPA DE 1918 EN COLOMBIA

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María Fernanda Mora del Río ¹, Nelson A. Rojas ²




Resumen


La epidemia de gripa de 1918, también conocida como la Dama Española o Muerte Púrpura, dejó a su paso escenas de muerte, desespero y desolación. Aunque inicialmente no se consideró una situación preocupante, para finales de octubre el contagio había llegado a todas las regiones del país y casi todas las actividades en la Bogotá de la época se habían paralizado. En este artículo proponemos analizar algunas de las representaciones elaboradas por artistas y fotógrafos a través de caricaturas, grabados y fotografías que evidencian la magnitud y el impacto de la tragedia. La circulación de estas imágenes durante la epidemia permitió mostrar y denunciar las condiciones precarias que debía afrontar la población colombiana, especialmente las clases más pobres. Esta dinámica posibilitó que la sociedad se reconociera en las carencias y en el dolor del otro, más allá de lo estético, para convertirse en un dispositivo (correcto?) de crítica y reflexión. Por otro lado, las imágenes también evidencian los esfuerzos de diversos grupos sociales que se condensaron en la Junta de Socorros, entidad que organizó la atención sanitaria durante la emergencia; las labores filantrópicas de la iglesia y de una parte de las clases más favorecidas. En este mismo sentido, numerosas instantáneas tomadas al personal médico permiten hacer lecturas sobre las prácticas y el difícil contexto en el que trabajaron. Finalmente, más allá de las cifras, las estadísticas y las escenas macabras, la gripe española permitió al arte fungir como testimonio de las vivencias de pérdida, dolor y duelo.



Palabras clave: Gripe española; representaciones; caricatura; fotografía; epidemia; medicina.




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¹  Artista plástica de la Academia Superior de Artes de Bogotá, ASAB. Magíster en Historia del Arte de la Universidad de los Andes.
² Historiador, Magíster y Candidato a Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.




TEMPORARY EXHIBITION "SUAREZ'S EMBRACE". DISEASE AND GRAPHIC REPRESENTATIONS OF THE 1918 FLU EPIDEMIC IN COLOMBIA



Abstract


The flu epidemic of 1918, also known as the Spanish lady or purple death, left scenes of death, despair and desolation. Although at the beginning it was not experienced as a worrying situation, by the end of October the outbreak had reached all regions of the country and almost all activities in Bogotá had come to a standstill. In this article we propose to analyze some of the representations that were executed by artists and photographers through caricatures, engravings and photographs that show the magnitude and impact of the tragedy. The circulation of these images during the epidemic showed and denounced the precarious conditions that the Colombian population must face, especially the poorest classes. This dynamic made it possible for society to recognize itself in the shortcomings and in the pain of the other, beyond the aesthetic, to become a device for criticism and reflection. On the other hand, the images also show the efforts of various social groups that were condensed in the Junta de Socorros, an entity that organized health care during the emergency; the philanthropic labors of the church and of a part of the high classes. In it, numerous snapshots taken of the medical staff allow us to read about the practices and the difficult context in which they worked. Finally, beyond the images, the statistics and the macabre scenes, the Spanish Flu allowed art to act as a testimony of the experiences of loss, pain and mourning.


Key words: Spanish flu; representations; caricature; photography; epidemic; medicine.


Introducción

A mediados de octubre de 1918 la prensa bogotana registró la presencia de una epidemia de gripa que se extendía por la ciudad, aunque no parecía representar un problema mayor. Dos semanas después, la enfermedad había paralizado casi todas las actividades cotidianas y había llegado a otras regiones del país. Artistas y fotógrafos realizaron numerosas representaciones gráficas que evidencian la experiencia vivida durante ese evento, entre ellas: fotografías, caricaturas e imágenes publicitarias que circularon en la prensa. A través de ellas podemos conocer un poco más el impacto que significó la visita de la Dama española. Estos testimonios visuales dan cuenta de las duras condiciones sociales, la precariedad hospitalaria, la falta de higiene y las penurias de los habitantes del país.

La epidemia se originó en marzo de 1918 en Funston, Kansas, Estados Unidos, en un campamento del ejército y se expandió a todos los rincones del planeta en tres olas, entre el verano de 1918 y el invierno de 1919.

La segunda ola generó una emergencia global en octubre de 1918. En la última semana de ese mes se registraron el mayor número de muertes en Nueva York, París, Berlín, y Bogotá. Si bien los síntomas no eran diferentes a los del resfriado común en los casos graves, empeoraba rápidamente y aparecían complicaciones -aumento del ritmo respiratorio, dolor torácico, tos seca y delirio- causando la muerte en uno o dos días; a esto se sumaba el tinte azulado que evidenciaba una cianosis –casi siempre mortal– (1), por lo que la enfermedad también recibió el nombre de muerte púrpura.

Uno de los nombres que recibió en Colombia fue “El abrazo de Suárez” (figura 1), título de una caricatura publicada en el semanario Bogotá cómico, donde se hacía una crítica mordaz a Marco Fidel Suárez3 . Al parecer, el presidente no participó en la atención a la emergencia, lo cual fue leído por algunos como una revancha contra pueblo bogotano, por resultados electorales adversos en 19184 . En la imagen se muestra al presidente dando una especie de “toque de la muerte” a la ciudadanía.

La mayoría de textos que han estudiado la pandemia en Colombia se han centrado en los sucesos en la capital y en los municipios del altiplano cundiboyacense, describiendo y analizando las condiciones higiénicas en que vivían la mayoría de personas (2) (3) (4). Sin embargo, la enfermedad llegó a todas las regiones del país, rápidamente se identificó la ruta seguida por el contagio: “A España llegó la enfermedad en mayo, y de ahí, según se dice, por un buque español, pasó hasta nuestra costa atlántica, para luego remontar por el río Magdalena y llegar hasta nosotros” (5).


Figura 1. Bogotá Cómico. Noviembre 9 de 1918. Año II. Serie VII: s.n.
Figura 1. Bogotá Cómico. Noviembre 9 de 1918. Año II. Serie VII: s.n.

La iconografía de la peste

El impacto de la emergencia sanitaria fue representado en imágenes –como caricaturas y fotografías– que evidencian las sensaciones de miedo e indefensión. Uno de los íconos recurrentes en las representaciones de la gripa durante la epidemia en Colombia fue la muerte, encarnada en la efigie clásica de un esqueleto –hombre o mujer– con una hoz, haciendo guiños a la danza macabra ⁵, iconográficamente asociada a la peste negra. Esta referencia es evidente en las caricaturas de José María «Pepe» Gómez, quien trabajó bajo el pseudónimo de Lápiz en el semanario Bogotá Cómico. Proveniente de una familia conservadora –su hermano fue el dirigente político Laureano Gómez– estudió bellas artes y se convirtió en un agudo observador de la realidad colombiana en las primeras tres décadas del siglo XX (6). Satíricamente, Gómez titula una de sus caricaturas “La ciudad alegre y gripada” (figura 2), allí muestra la iglesia San Francisco y sus alrededores –epicentro de la actividad comercial, social y cultural de la ciudad– donde los transeúntes lucen enfermos y demacrados, incluso los animales están apestados. Además, el dibujo está enmarcado por símbolos del memento mori como un reloj de arena con alas de murciélago, una muerte masculina fumando pipa, una cruz, un hueso, una hoz y una lápida. Estos objetos son propios de las vanitas, género pictórico del barroco.

Todos estos símbolos evidencian las dinámicas experimentadas alrededor de la epidemia. Inicialmente no se implementaron medidas para evitar que la gripa llegara y se expandiera por todo el país. No obstante, la prensa regional evidencia cómo los sucesos ocurridos en Bogotá y sus alrededores llevaron a la mayoría de ciudades a tomar medidas como cuarentenas en Medellín, y desinfección de correos en Cali, Manizales e Ibagué (7).

Lastimosamente la mayoría de medidas fueron insuficientes para frenar el avance de la enfermedad. La gripa llegó a casi todas las poblaciones, generando alarma y preocupación, como lo evidencia la prensa en Pereira (8) y en Ibagué (9).

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  La danza macabra consiste en un género artístico medieval que se desarrolló en diferentes tipos de manifestaciones como la literatura, el teatro, la pintura, el dibujo y la danza. Se trata de la representación de la muerte bailando con personas de diferentes edades y clases económicas, su intención es fungir como memento-mori y recordar que los placeres terrenales tienen un fin y el hombre cristiano debe prepararse espiritualmente para recibir la muerte.


Figura 2. Bogotá Cómico. Noviembre 2 de 1918. Año II.
Figura 2. Bogotá Cómico. Noviembre 2 de 1918. Año II. Serie VII: s.n.

Volviendo al caso de Bogotá, en otra de las caricaturas de Gómez titulada “Las víctimas de la gripa” (figura 3), se representa a la muerte como una mujer anciana cargando una hoz, rodeada de los grupos sociales más afectados por la epidemia: se ven los actores que se marchan en medio de la lluvia, un peluquero que se dispone a acicalar a la muerte, el director de un diario que llora ante la tumba de su publicación y la Junta de Higiene que parece padecer la enfermedad frente a un escritorio lleno de documentos junto a una jeringa que exhibe en primer plano una de las problemáticas sociales más discutidas en las dos primeras décadas del siglo XX: la falta de higiene y sus consecuencias en la población colombiana, tema analizado por médicos como Josué Gómez, Jorge Bejarano y Miguel Jiménez López, (10). Como vemos, las caricaturas de Lápiz son posiblemente las representaciones gráficas más mordaces y críticas realizadas durante la epidemia.

Figura 3. Bogotá Cómico. Noviembre 9 de 1918. Año II.
Figura 3. Bogotá Cómico. Noviembre 9 de 1918. Año II. Serie VII: s.n.

Una mirada a la atención médica

La emergencia desbordó todos los servicios médicos de la ciudad. Los hospitales existentes se vieron imposibilitados para responder a la gran cantidad de personas que enfermaron. La primera acción, encabezada por la Gobernación de Cundinamarca y los médicos de la Junta Central de Higiene fue organizar “Comisiones Sanitarias ambulantes” que recorrieron algunos de los barrios más pobres de la ciudad (11).

Las fotografías publicadas por las revistas El Gráfico y Cromos documentan la labor de las ambulancias itinerantes. Las fotografías instantáneas (figuras 4,5) dejan ver los esfuerzos del personal médico para atender la población que sufría los síntomas de la enfermedad. En una de las series publicadas se observa la manera en que operaban: médicos y enfermeras –estas últimas pertenecientes a la Cruz Roja Colombiana– llegaban en carretas haladas por caballos, y las personas se acercaban buscando ayuda. Así mismo, se registraron las labores de algunas damas de la sociedad bogotana que ayudaron repartiendo alimentos en cocinas comunitarias y confeccionando ropa para enfermos en las instalaciones de la fábrica Singer.

Sin embargo, la Junta de Socorros fue la encargada de organizar todos los esfuerzos para atender la emergencia. Esta junta fue una iniciativa privada, liderada por algunas personas, entre ellas el Dr. Eduardo Carvajal, que se conformó cuando intentaron infructuosamente ayudar a una mujer “del pueblo” que se encontraba enferma y finalmente falleció sin lograr recibir atención médica. Recurriendo a colectas públicas, impulsadas también por la prensa bogotana, la Junta de Socorros logró abrir seis hospitales provisionales en el barrio Egipto, la Hortúa, en San Diego, el de varones de Chapinero, en San Vicente y el de mujeres de Chapinero. El “Hospital de la Hortúa” posteriormente la sede del Hospital de San Juan de Dios fue dotado con este mecanismo, ya se encontraba construido, pero no tenía ningún equipamiento (12). El mismo modelo de las Juntas de Socorro fue utilizado en la mayoría de municipios afectados en el país. Esto evidencia la precariedad de las instituciones médicas y las dificultades para acceder a la atención en salud de una gran parte de la población, quienes debían recurrir a la beneficencia o a la atención individual privada (13).


Figura 4. Cromos. Noviembre 2 de 1918. Vol. VI. No. 138: 262, 263, 266.
Figura 4. Cromos. Noviembre 2 de 1918. Vol. VI. No. 138: 262, 263, 266.


Figura 5. Castello. “Señorita Angulo Sofía Paláu”.
Figura 5. Castello. “Señorita Angulo Sofía Paláu”. Cromos. Septiembre 21 de 1918. Vol. VI. No. 132: Portada.

Algunas fotografías muestran el pauperismo y las inmensas diferencias de clase existentes: mientras algunas imágenes dan cuenta de actos caritativos, otras exhiben el hambre, la miseria y las viviendas precarias de los habitantes de los arrabales. Este tipo de imágenes buscaba denunciar la vida en condiciones por debajo de los mínimos. Estas críticas se evidencian en los trabajos de intelectuales y médicos como Josué Gómez desde finales del siglo XIX, donde los menesterosos sufrían la desigualdad, la falta de higiene y el abandono estatal, situación que se hizo visible para muchos gracias a la epidemia. La dama española, al cobrar una importante cantidad de vidas, permitió que las representaciones fotográficas evidenciaran el dolor, la enfermedad, el padecimiento y la muerte: se registraron los enfermos, el hacinamiento hospitalario, (figuras 6,7) madres y padres con niños agonizantes en brazos, niños y adultos muertos en los frentes de sus casas, carretas con pilas de cadáveres en las calles y cementerios y fosas comunes.


Figura 6. Cromos. Octubre 26 de 1918. Vol. VI. No. 137:
Figura 6. Cromos. Octubre 26 de 1918. Vol. VI. No. 137: 245.
Se desconoce por completo el nombre de quien o quienes realizaron las fotografías que acompañan los reportajes en las revistas. En esa época no era usual dar créditos a los fotógrafos en prensa. Sin embargo, un anuncio publicitario de El Gráfico hace referencia a la existencia de un gabinete fotográfico dirigido por F. M. Suárez. En la parte inferior de la publicidad dice: “Fotografía de “El Gráfico”” podemos suponer que algunas de las fotos de este semanario durante 1918 fueron tomadas por F. M. Suárez.

Los artistas lograron a través de su lente capturar imágenes que sin duda tenían una carga política importante, porque mostraban una realidad invisibilizada. Gracias a esta tragedia local, la sociedad colombiana pudo conocer de primera mano el dolor del otro. Hay que recordar que para ese momento gran parte de la población colombiana era analfabeta, de allí que las imágenes de prensa se utilizaban comúnmente para ilustrar e informar.

En términos de conocimiento médico, se suponía que el agente causal de la gripa era el bacilo de Pfeiffer, y las partículas que quedaban en el aire eran el principal medio de transmisión. Aunque Jorge Laverde, médico que escribió su tesis en 1918 sobre la epidemia, da cuenta de inconsistencias en las observaciones microscópicas, tanto las propias como las existentes en los estudios disponibles, zanja la discusión con la frase: “[…] hasta nueva orden, parece racional admitir el bacilo de Pfeiffer como el agente productor de esta enfermedad” (4). La conclusión tajante muestra las dinámicas del saber científico a inicios del siglo XX: la autoridad de las instituciones científicas europeas, particularmente francesas, legitimaba los límites de lo correcto, lo verdadero y lo aceptado.


Figura 7. Cromos. Noviembre 2 de 1918. Vol. VI. No. 138: 267.
Figura 7. Cromos. Noviembre 2 de 1918. Vol. VI. No. 138: 267.
En consecuencia, había pocas opciones terapéuticas y de medicamentos. Durante la epidemia, la venta de remedios recomendados por los médicos se disparó; las boticas y farmacias inflaron los precios –hecho también denunciado por Lápiz–. Es importante recordar que en las primeras décadas del siglo XX circulaba publicidad de varios medicamentos que prometían aliviar diferentes patologías: Sal Hepática, Esperma, Kosmeo, Quinina la roche, entre otros. Por otro lado, posiblemente la población también recurrió a remedios tradicionales: “se sabe de personas que en el por afán, ofrecen inútilmente hasta su árbol genealógico por un simple limón, hasta su cruz de San Gregorio magno por un manojo de verbena” (14).

Igualmente, las imágenes publicitarias de “Agua Cristal” de la empresa Posada-Tobón, prometían agua esterilizada, usando microfotografías para mostrar el antes y el después del proceso de purificación con rayos ultravioleta. Esto evidencia otro uso de la fotografía científica con fines publicitarios (figura 8).


«La gripa se despide de Bogotá»

El saldo de la epidemia fue calculado por Laverde de la siguiente manera: de una población de 125.000 habitantes enfermó el 80%; murieron durante la emergencia 1.900 personas; la mortalidad estuvo alrededor del 1,5 %, y la mayor mortalidad correspondió a personas entre 20 y 50 años (4) (15). Si bien estas cifras muestran la magnitud estadística de la emergencia, las fotografías nos permiten acceder a las escenas impactantes generadas por la gripa (figura 9).

Del 21 al 31 de octubre hubo tantos muertos, que se hizo difícil darles sepultura y hubo necesidad de llevar al cementerio cuarenta presos para el efecto; hubo muchas muertes repentinas, principalmente en las vías públicas (figura 10), y gran número de enfermos murieron sin que los viera un médico, tanto por lo rápido de la enfermedad, como por que casi todos los facultativos también enfermaron; por esta causa, se acumularon gran cantidad de cadáveres en el anfiteatro de medicina legal y fue preciso hacer 167 autopsias en los nueve días comprendidos entre el 22 y el 30 de octubre, cuando en los diez y siete días anteriores, sólo se practicaron 35 (5).

El Gráfico publicó una serie de fotografías titulada “la Carreta Macabra”, un conjunto de tres instantáneas que mostraban que en una fosa común de gran tamaño se depositaban los cuerpos que se acumulaban en el anfiteatro a causa de la epidemia (figura 11). La imagen buscaba ilustrar el esmero de los trabajadores del cementerio, entre ellos el sepulturero y el administrador del mismo, D. Enrique Tovar. Aunque el texto que acompaña la imagen publicada buscaba resaltar la ardua labor de los funcionarios del Cementerio Central, la imagen recuerda a la famosa pintura El Triunfo de la Muerte (1562) de Pieter Brueghel -el viejo- en la que se pueden ver diferentes escenas que conforman una gran composición con alta carga simbólica.

La pintura de Brueghel muestra un gran ejército de esqueletos en diferentes situaciones, que alude a la muerte y el carácter efímero de la vida. La escena se desarrolla en medio de un paisaje apocalíptico. Los esqueletos asesinan de diferentes formas a las personas presentes, llama la atención una carreta cargada de restos humanos y huesos en la pintura dirigida por dos esqueletos y un caballo que pasan por encima de personajes agonizantes, Brueghel hace una referencia a el Bosco en el tríptico El carro de heno (c. 1502) cuyo tema también es el juicio final. Sin duda que, aunque “la Carreta Macabra” del cementerio central no es una imagen moralizante del cristianismo, presenta una iconografía similar a la planteada por Brueghel, por lo que es posible pensar que este fotógrafo conocía la referencia.


Figura 8. El gráfico. Octubre 19 de 1918. Año IX. Serie XLIV. No. 439: 313.

Figura 8. El gráfico. Octubre 19 de 1918. Año IX. Serie XLIV. No. 439: 313.


Figura 9. Bogotá cómico. Noviembre 16 de 1918. Año II. Serie VII: s.n.  Figura 10. El gráfico. Noviembre 2 de 1918. Año IX. Serie XLV. No. 441: 325.
Figura 9. Bogotá cómico. Noviembre 16 de 1918. Año II. Serie VII: s.n.  Figura 10. El gráfico. Noviembre 2 de 1918. Año IX. Serie XLV. No. 441: 325.


Figura 11. “La carreta macabra”. El gráfico. Noviembre 2 de 1918. Año IX. Serie XLV. No. 441: 325.
Figura 11. “La carreta macabra”. El gráfico. Noviembre 2 de 1918. Año IX. Serie XLV. No. 441: 325.
Finalmente, Lápiz ironiza sobre la partida de la gripa. Un esqueleto con una maleta, sobretodo y sombrero se despide de una dama aristocrática –vestida con una bata con granadas, símbolo presente en el escudo de Bogotá– que toma una bebida caliente con la inscripción “promesas”, y tiene el pie izquierdo vendado con las inscripciones de “higiene” y “aseo”. Las autoridades locales y nacionales de inmediato proyectaron transformaciones urbanas en–acueductos, casas, vías y hospitales, para superar los problemas visibilizados por la epidemia. Esas transformaciones sólo se concretarían hasta la década de 1930 (16).


Conclusiones

Gracias a la labor de los artistas y fotógrafos colombianos, se visibilizaron las problemáticas sociales colombianas durante la epidemia de la gripa española. Al mismo tiempo, posibilitó a la población reconocerse representada. La caricatura y la fotografía se convirtieron en una forma de enunciación y denuncia de los malos manejos de los recursos públicos y las carencias de atención médica. El arte fungió como instrumento para representar el dolor y la pérdida, documentando y permitiendo el acceso a la vivencia del duelo de la sociedad colombiana.


Referencias

1. Echeverri Dávila B. La Gripe Española. La pandemia de 1918-1919. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas; 1993.
2. Durán Sánchez MF. La gripe española en Bogotá: la epidemia de 1918. Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá; 2006.
3. Eslava-Castañeda JC, García-Sierra M, Bernal-Olaya S. Dudas y desasosiego ante la epidemia de gripa en Bogotá, Colombia, en 1918. Americania Revista de Estudios Latinoamericanos. 2017(6):110-35.
4. Martínez Martín AF, Ospina Diaz JM, Manrique-Abril FG, Meléndez Alvarez BF. Antes, durante y después de la visita de la “Dama Española”: mortalidad por gripa en Boyacá, Colombia, 1912-1927. Varia Historia. 2009;25(42):499-517.
5. Laverde J. Contribución al estudio de la epidemia de gripe de Bogotá, en 1918. Bogotá: Tipo Artística; 1919.
6. González B. Historia de la caricatura en Colombia: Villegas Editores; 2020.
7. Manizales, prudente, toma medidas contra la epidemia: ya hay tres casos. El Espectador, diario de la mañana. 1918 Octubre 29 de 1918.
8. La peste. El Aguijón. 1918 Noviembre 16 de 1918.
9. La gripa en la ciudad. La Defensa. 1918 Noviembre 3 de 1918.
10. Araujo S, Bejarano J, Caballero L, Escallón R, Jiménez López M, López de Mesa L, et al. Los problemas de la raza en Colombia. Estudio introductorio de Catalina Muños Rojas. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad del Rosario; 2011.
11. Cundinamarca Gd. La gripa en Cundinamarca: disposiciones tomadas por la Gobernación para combatir esta epidemia e informes de las misiones médicas. Bogotá: Imprenta del Departamento; 1919.
12. . Epidemia de gripe: octubre y noviembre de 1918. Exposición de la Junta de Socorros de Bogotá. Bogotá: Arboleda & Valencia; 1918.
13. Hernández Álvarez M. La salud fragmentada en Colombia: 1910-1946. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia; 2002.
14. Cárdenas Vega FO. La gripa española en Bogotá 1918. La imagen, imaginarios y publicidad [Pregrado]. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana; 2009.
15. Barry JM. La gran gripe. La pandemia más mortal de la historia. Madrid: Capitán Swing; 2020. 16. Noguera CE. Medicina y política: discurso médico y prácticas higiénicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia. Medellín: Fondo Editorial Eafit; 2003.

Recibido: 6 de Junio de 2022
Aceptado: 15 de Junio de 2022

Correspondencia:
María Fernanda Mora del Río
moradelrio@gmail.com