Resumen
Volver sobre una pregunta simple permite relacionarse de otras maneras
con aquello naturalizado en
la experiencia de la vida y en la disciplina del conocimiento humano
que se ha decidido ejercitar; así
mismo señala lugares comunes que aún siguen estando disponibles para
ser visitados y revisados bajo
otros vectores de relación, bajo otras fuerzas de la mirada. Dos
fuerzas se verán presentes en este corto
texto para articular una reflexión en la que el arte y la medicina
pueden coincidir al afirmar que las
imágenes realizadas por los pacientes como un proceso de reproducción
de su experiencia frente a su
condición de enfermo son fuente para el conocimiento médico, al
reconocerle en cuanto fenómeno y
el poder de traducción de información sensible –en sentido y en
emoción. Las imágenes actúan como
umbrales, mediadoras son de los seres y el tiempo, de la experiencia y
el conocimiento de lo propio en
situación, permiten establecer vínculos: vinculan a quien la realiza
consigo mismo en el momento de
su ejecución, así como hacen posible un diálogo con quien las contempla
posteriormente, además de
poder establecer significados al cohabitar con otras al caer bajo el
orden y la clasificación de la mirada
externa.
Palabras clave: Imagen; conocimiento; experiencia
sensible; calidad de vida
FROM IMAGES, KNOWLEDGE
Abstract
Asking a simple question allows a different relationship with the
natural experience of life as
well with the discipline of the human knowledge, which has been decided
to exercise; it also
shows common places that are still available to be visited and reviewed
under other vectors
of relationship, under other forces of the gaze. Two forces will be
present in this short text to
articulate a common perspective in which art and medicine can coincide
in the statement that
images made by patients as part of a process of reproduction of their
experience while facing
their illness are source for medical knowledge as a consequence of the
recognition of the images as a phenomenon themselves as well as the
power of decoding sensitive information - in
sense and in emotion. The images act as thresholds, intercessors of
human beings and time,
of the experience and knowledge of the situation itself, they allow to
establish links: images
connect the person who performs it with himself at the time of its
execution, as well as make
possible a dialogue with those who subsequently contemplate them,
additionally, images are
able to establish meanings by coexisting with others by falling under
the order and classification of the external gaze.
Keywords: :
Image;
knowledge; sensitive experience; quality of life.
<
¹ Maestra en Artes Visuales, Departamento Artes
Visuales, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.
² Maestría en
Economía de la Salud, Políticas y Gestión. London School of Economics
and Political Sciences.
La simple pregunta
¿Es posible pensar a través de la imagen? ¿Es ella fuente y
generadora de conocimiento3 aun cuando esté inscrita en el terreno de
lo sensible? este es un aprendizaje que trae el quehacer del arte y del
que pueden dar
cuenta aquellos que hacen parte de él como agentes
activos desde la ejecución o desde la posterior interpretación –sólo
posible gracias al misterio de su autonomía, sin que esto implique lo
irracional–, ya que han
experimentado una detención decidida sobre la singularidad en la que el
cuerpo y sus fenómenos tienen un
horizonte material. A su vez, el conocimiento médico
le ha dado uso a la imagen en los diferentes momentos
de su recorrido histórico, así como en la construcción
del discurso científico al servirse de representaciones
que buscan dar cuenta de la anatomía, diagramas que
revelan el funcionamiento sistémico, muestras visibles
de un seguimiento de las manifestaciones físicas de la
enfermedad, o visualizaciones de datos para la investigación donde la
abstracción revela comunes denominadores para la generalización de lo
fundamental.
Marcos de una mirada
La calidad de vida al igual que el dolor, ha sido definida también como
un constructo multidimensional (1)
y ha llevado a la generación de estrategias gráficas que consoliden la
generalización de las percepciones subjetivas, tanto positivas como
negativas de pacientes con
cáncer como parte de su enfermedad misma o a consecuencia de diferentes
intervenciones en el manejo de
su enfermedad.
.....................
³ Conocimiento entendido como aquello que cambia y transforma el
mundo.
La medicina basada en la evidencia
a través de sus mediciones aplicadas y sus respectivas
gráficas se han servido de una práctica discursiva que
refiere la experiencia del padecimiento y de la calidad
de vida como la traducción de una traducción que ha
sido interpretada desde el análisis de patrones y la visualización de
datos en diagramas abstractos, extenso desplazamiento que termina por
romper el vínculo
sensible que establecen las imágenes consigo y con los
otros, con lo otro –por ejemplo, la enfermedad. Este
uso de la imagen es resultado de construcciones definidas de las
percepciones y sensaciones de las funciones emocionales, físicas,
cognitivas y sociales propias
de una dimensión dependiente del ser humano que
lo transita, que siente dolor o resiente en su calidad
de vida (paciente) enmarcadas y construidas desde
cuestionarios, es decir, se presentan como respuestas a
preguntas cerradas bajo una escala de intensidad, evidenciando la
mandatoria tarea de la ciencia de buscar
la generalización de sus componentes para aplacar de
alguna manera aquella variabilidad dada por factores
psicosociales, momentos de vida, tipo de situación de
salud; particularidades todas del sujeto que se dejan
por fuera ya que se hace casi imposible desde la perspectiva de la
medicina occidental interpretar el dolor o
la calidad de vida del paciente con cáncer si esto no se
generaliza. Es así el nivel de complejidad que amerita
esta generalización gráfica que se ha requerido del trabajo de más de
veinticinco años de expertos dedicados
a generar herramientas de recolección de la información por parte de
quien padece la dolencia, manuales
de interpretación de la información obtenida y estrategias muy
complejas para convertir las expresiones del
doliente en puntos dentro de una gráfica.
La estandarización a su vez ha sido parte importante
de la búsqueda de la medicina occidental, las experiencias individuales
o lo no reproducible de manera exacta en espacios de lo común ha ido
perdiendo validez,
en la escala de la ciencia, lo objetivable opera a través
del hacer medibles, fijar valor dentro de una escala,
establecer estándares, hacer reproducibles aspectos de
tal complejidad humana como el dolor y la calidad de
vida. La escala visual análoga del dolor (EVA), es otra
de las estrategias de estandarización de la medición
del dolor en humanos, una de las más ampliamente
utilizadas para datarlo, traducción de referencia que
conlleva a su vez la dificultad que implica el análisis de
los resultados entre individuos, su comparación. Esta
escala visual como mecanismo de generalización ha
permitido la traducción del también constructo multidimensional que es
el dolor experimentado por un
individuo en una sencilla línea graduada en cada uno
de sus extremos con las opciones posibles de magnitud
como: “no dolor” y “el peor dolor posible”. Esto permite entonces que
se simplifique un espectro infinito
de magnitudes y sensaciones tan individuales en el limitado espacio de
una imagen lineal de no más de diez
centímetros. Una imagen que además de convertirse
en la estrategia de generación de conocimiento a partir
de la generalización para quien la interpreta y evalúa,
una línea no sinuosa sino constante, una línea que no
captura ni la respiración ni el gesto.
Estas escalas tan reduccionistas como incluyentes
abren entonces una posibilidad desde su paradójica realización y
aplicabilidad ya que dejan el espacio abierto para la conversación y el
diálogo con los
cuerpos enfermos, sin obviar la referencia del síntoma
identificado como patrón y común denominador, cada
persona posee una experiencia propia e irremplazable,
circunscrita en sus límites físicos, así como en los discursivos.
Los ángulos de la mirada
En el acompañamiento y diálogo con pacientes de
cáncer, la imagen podría presentar la experiencia del cuerpo material y
emocional a los ojos del otro (médicos y cuidadores) al cambiar de
código, de orden, más
no de uso; resignificar la información al servicio del
conocimiento apelando a la sensibilidad y a lo inefable
(aquello que no se puede decir, pero aún así se sabe).
Aun cuando las imágenes puedan enriquecerse por las
palabras y los ejercicios discursivos como los presentes
en los cuestionarios de calidad de vida, ellas dan cuenta por sí mismas
de la experiencia singular del paciente
como individuo y constructo multidimensional.
Se hace entonces interesante cuestionarse la posibilidad de ampliar los
ángulos para la mirada y así entender desde otras naturalezas
documentales que apelen
a lo sensible factores como el dolor o los aspectos de
la calidad de vida del paciente con cáncer, incorporando imágenes
creadas por los pacientes desde sus
singularidades sensibles, a través de sus experiencias
y dolencias. Relaciones con el comportamiento de lo
singular se pueden rastrear en la medicina occidental,
por ejemplo, se podría asemejar el reporte de caso clínico
en la medida en que, tanto en él como en una imagen
creada por el paciente, se amplían los canales de percepción y se
permite explorar escenarios aislados o escenarios particulares de los
constructos del individuo.
Así mismo, la
comunicación icónica,
propuesta de mirada dada desde la sociología visual, es la construcción
espontánea y deliberada de imágenes e imaginarios
que se asume como información, que puede ser usada
para comunicar relaciones en la sociedad; así mismo,
dicha mirada permite que técnicas de producción y
decodificación de imágenes puedan ser aplicadas para
investigar empíricamente la organización social, el significado
cultural y los procesos psicológicos (2).
En la generación de conocimiento a través de las
imágenes creadas por el paciente se contempla la
mediación de lo sensible para la construcción del conocimiento de la
enfermedad, abriendo espacio a lo
particular –ese otro factor, donde la singularidad de lo
que se expone, acerca la mirada y sitúa en contexto el
cáncer que al interior del cuerpo se manifiesta; permite
explorar en profundidad diferentes dimensiones del
cuerpo humano donde la percepción misma de quien
lo padece, sin el tamiz de los datos generalizables, abre
el espacio para la vinculación con la sensibilidad del
médico tratante en tanto espectador que interpreta y
es interpelado por la presencia muda de la imagen, que
dice, narra, afirma sin necesitar palabra.
Este fenómeno material propio de los seres humanos
han dado cuenta de la traza en cuanto al habitar como
cuerpo en el tiempo, en el espacio, convocando la experiencia del mundo
desde el ser y la materia. Dicha
experiencia que bien apela al conocimiento tanto como
a la supervivencia, conocimiento entendido en un amplio sentido más
allá del dogma, pues atraviesa todos
los campos del quehacer; sobrevive en la imagen, a
quien la hizo, así como a quien la vio por primera vez.
Testimonios son de la presencia, conjuntos de saberes,
inscripciones donde la duda emerge, donde la certeza
se manifiesta. Gracias a ellas es posible la catarsis de
las emociones en el momento de la creación, en ese
detenimiento que implica la ejecución, la realización
y aparición, en donde la transformación de la materia
permite que el cuerpo sea consciente de sí durante ese
intervalo de tiempo suspendido y haga conciencia del
mundo al mismo tiempo. Más que un dato, la imagen
es un acto, ejercicio de la posibilidad en la realidad.
Las imágenes incorporan aquello que quieren decir,
sin embargo, el alcance de su impacto y complejidad
responde a la mirada externa, de quien la mira y el ángulo desde el
cual vuelve sobre ella, se detiene. Detención entendida aquí como una
fuerza de corte que, en
el marco de referencia visual del conocimiento médico
se podría exponer como un
corte
transversal: fuerza que
atraviesa para ir de un lado a otro y acercar la mirada
sobre sí. Izquierda a derecha, derecha a izquierda, un
plano que conlleva detalle y un perímetro que contiene. O bien, un
corte longitudinal: la fuerza
demarca un
plano en el que se establecen tensiones con una dimensión mayor o por
lo menos, hacia algún lugar de
enunciación que el conocimiento haya ya ponderado,
la imagen en sus usos aplicados y esos vínculos posibles que se
expanden.
Quien hace imágenes decide permitirse por un momento ser observador de
su gesto, de su cuerpo: decide
observarse siendo y así revelar su posición, ese lugar
que ocupa en el mundo, ese cuerpo que es el territorio también en el
que el dolor se manifiesta. La huella
que documenta entonces ese instante de experiencia
de la enfermedad quedará para los otros, esos que a
su vez podrán tender nuevas capas de significado e
interpretación, sin dejar de lado la posibilidad de la
comparación con esos que hacen de la subjetividad de
la experiencia del dolor y la calidad de vida, un patrón
medible, definido. La posición de la mirada, el ángulo
de visión, es entonces un componente que permite dar
cuenta del estar en situación, aquello que posibilita la
construcción de una relación entre las partes, los ángulos son
evidencia del cuerpo que habita, ubicación
autobiográfica y espacial. Las imágenes también se hacen cuando la
mirada llega, cuando con la mirada ajena se encuentran. A través de
ellas los seres han dejado
consignada la experiencia de su cuerpo y del momento
en que habitaron, luciérnagas del acontecer humano.
“
Las imágenes forman parte de eso que
los pobres mortales
se inventan para registrar sus estremecimientos (de deseo o
de temor) y la manera como ellos también se consumen” (3).
Conflictos de interés
La participación de Adriana Bustamante en esta publicación se hace de
manera independiente y no representa las opiniones de Novartis de
Colombia.
Referencias
1. Quality of Life | EORTC – Quality
of Life [Internet].
EORTC – Quality of Life. 2020 [consultado 19 noviembre 2020].
Disponible en: https://qol.eortc.org/quality-of-life/
2. Grady J. The Scope of Visual
Sociology. Visual Studies.
1996;11(2):10-24.
3. Didi-Huberman, G. Arde La Imagen.
Oaxaca: Ed. Ve;
2012
Recibido:
Noviembre 19, 2020
Aprobado: Noviembre 19,
2020
Correspondencia:
Angelica Zorrilla
angelicamaria.zorrilla@gmail.com