En el mes de julio falleció el Miembro de Número de
la Academia de Medicina de Medellín Alberto Betancourt Arango, y
Miembro Correspondiente de la Academia Nacional, quien se destacó como
docente de la
Universidad de Antioquia como profesor de GinecoObstetricia y como
encumbrado latinista, conocimiento que se ha vuelto esotérico desde que
se excluyó la
enseñanza de esta lengua muerta en los currículos escolares, y la misma
iglesia católica la abandonó en las
eucaristías, asunto comprensible pues había que decir
la misa en lengua vernácula para que se entienda.
La Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia lamentó el
fallecimiento del maestro Alberto
Betancourt Arango, un gran aliado de la formación integral de los
estudiantes, cofundador de la especialización de Ginecología y
Obstetricia. En 1987 bautizó a
la nueva revista de la Facultad con el latino nombre de
IATREIA. Era un hombre interesado en la educación,
las letras y la ciencia, con capacidad para la generación de conocimientos y defensor de la vida, la salud
y la atención médica humanizada. Entre sus colegas y
amigos se afirma que “
su amplia cultura general lo hacían
un conversador sin igual, que deslumbraba. Además, era un
hombre apasionado por los idiomas, hablaba a la perfección
español, inglés, griego, latín, en otros”.
Durante décadas, el doctor Betancourt Arango se dedicó a la docencia, contribuyendo a la formación de alta
calidad de los estudiantes de la Facultad de Medicina.
Su decano, Carlos Alberto Palacio, aseguró que “
hoy,
la comunidad académica dice adiós a un gran maestro, líder,
médico y ser humano. Un docente dedicado y consagrado al
arte de educar y un pilar fundamental en la construcción de
lo que hoy significa y representa la Facultad de Medicina,
líder en la región en formación médica. Sin lugar a dudas,
su legado seguirá vigente en nuestras aulas y productos académicos”.
Pasó por el seminario, recuerda su amigo Andrés Esteban Acosta, al cual siempre le dedicaba palabras de
gratitud por las lecciones aprendidas a pesar de que
finalmente los horizontes no concordaron. Pero hay
amores que no se van, a pesar de que no colmen gran
parte de nuestro tiempo. Eso le ocurría al doctor con
la lengua y la literatura latinas. Así, en sus clases de
medicina abundaban los comentarios etimológicos y
las citas de poetas latinos.
¹ MD. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina y Editor Emérito de la Revista Medicina. Bogotá, Colombia.
Luego de su jubilación, “siguiendo los preceptos de
una vida consagrada al estudio de la filosofía”, cuenta
Acosta que el doctor ingresó al Instituto de filosofía de
la Universidad de Antioquia para dictar las cátedras de latín y literatura latina. Hablaba de su cercanía con la
filosofía, de sus lecturas de los estoicos, especialmente
de Cicerón y Séneca, de su devoción por Horacio, y
de su infatigable encanto por Virgilio. Con respeto y
convicción, creía en el valor consolador y terapéutico
de la filosofía.
Aunque era médico ginecólogo, dedicó toda su vida al
estudio de la lengua y la literatura latina. El profesor
de filosofía de la Universidad de Antioquia, Juan Felipe Garcés -uno de sus alumnos- escribió que …
cada
minuto de su clase estaba dedicado a transmitir la inmensa
pasión que sentía por el mundo latino. Era un maestro de
palabra calma y de un profundo sentido de la oportunidad
para convertir la intervención o la pregunta más inadecuada
en un elemento fundamental para la clase. Nadie que lo haya
conocido en un aula podrá decir que de su boca salió una
palabra destemplada o un gesto de desaprobación… finalizó
Garcés.
Su amigo, el columnista Oscar Domínguez, escribió
este año en El Colombiano de Medellín:
El médico Alberto Betancourt Arango levita cuando recita al poeta latino
Publius Virgilius Maro, simplemente Virgilio. Lo mismo le
sucede cuando evoca a sus adorados Horacio, Ovidio, Séneca, San Jerónimo, san Isidoro de Sevilla. Con ellos sostiene
diálogo permanente; con ellos envejece y rejuvenece a diario.
Parece que Albertico, como le decían las hermanas de la Presentación de Abejorral que le enseñaron a maridar vocales y
consonantes, hubiera gateado en latín.
ACADÉMICO DE NÚMERO
GUSTAVO PRADILLA ARDILA
Falleció este académico, neurólogo y científico de la
medicina en Bucaramanga, ciudad donde había nacido el 1° de marzo de 1947. Egresado de la primera
promoción de médicos cirujanos de la Universidad
Industrial de Santander, donde obtuvo el título en la
categoría de
Cum Laude. Se especializó en el Instituto
Neurológico de Colombia, dirigido en aquel entonces
por el académico Jaime Gómez González. Fue una de
las primeras autoridades a nivel mundial en neurología, por lo que fue invitado permanente en más de 20
países para disertar sobre temas de esa especialidad.
Presidente del Capítulo de Santander de la Academia
Nacional de Medicina, Profesor Laureado en la Universidad Industrial de Santander, UIS, donde también
se desempeñó como decano de la Facultad de salud.
Sus investigaciones permitieron estudiar el origen de
enfermedades neurológicas como la meningitis tuberculosa y la rabia,
así como alternativas para el tratamiento de tumores cerebrales, entre
otras. Dichos trabajos científicos fueron laureados internacionalmente,
por lo que fue incluido en la nómina de médicos corresponsales de la
Organización Mundial de la Salud,
OMS, para la atención de emergencia de jefes de Estado.
Hace varias décadas obtuvo un premio nacional de
medicina por su investigación del mercurio en la exploración del oro en Santurbán. Aún siguen vigentes
sus resultados, conclusiones y recomendaciones.