PLAGA GRÁFICA

Angélica María C. Zorrilla1




Resumen

A medida que las comunidades lidiaban con un enemigo invisible, los artistas a menudo han tratado de dar sentido a la destrucción aleatoria provocada por las plagas. Su interpretación de los horrores que presenciaron ha cambiado radicalmente con el tiempo, pero lo que se ha mantenido constante es el deseo de los artistas de capturar la esencia de una epidemia. A través de las obras de arte, han reformulado la plaga como algo no tan amorfo, indefinible o aterrador. Más así: el símbolo que resume nuestros tiempos.

Palabras clave: plaga; gráfica; paradoja; giro.



1 Artista Visual, con énfasis en expresión gráfica. Magíster en Artes Plásticas y Visuales. Profesora área de dibujo y énfasis en expresión gráfica, Directora de la Carrera de Artes Visuales, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.


GRAPHIC PLAGUE


Abstract

As the communities grappled with an invisible enemy, artists have often tried to make sense of the random destruction brought by plagues. Their interpretation of the horrors they witnessed has changed radically over time, but what has remained constant is the artists’ desire to capture the essence of an epidemic. Through the artworks, they have recast the plague as something not quite as amorphous, unknowable, or terrifying. More like this: The symbol that sums up our times.

Keywords:  plague; graph; paradox; turn.



Al tratarse de palabras, las letras y sus raíces se detienen para dejarse mirar y verles revelar la traza que su reproducción ha ido dejando en el tiempo y en la cultura. Inscripciones, signos acuñados como matriz del pensamiento y proceso histórico, grafías donde la respiración quedó contenida, donde las respiraciones han quedado contenidas; líneas curvas y rectas, vacíos, llenos y transiciones. Palabras-imagen, palabras-idea; y antes de las palabras las letras, unidades modulares que al combinarse gráficamente generan posibilidades para la experiencia, creando mundo y alejándose de él.

La etimología de la palabra plaga contiene herida profunda, llaga, además de estar relacionada con las raíces de pegar y golpear; esta palabra corta y ligera anuncia la potencia de una acción y una reacción: relación de transferencia. Las plagas suelen tener diferentes duraciones, aunque cortas no suelen ser. De su ligereza podría dudarse apenas leer la palabra, ya que arrastra las emociones y la economía a lo profundo, y las huellas de su paso dejan cicatriz. A su vez, la palabra gráfica -como adjetivo-, entra de inmediato también en relación, afectando no solo calidades sino también cualidades del sustantivo y esos accidentes irremediables que parecieran no hacer parte de lo esencial. La precisión a la que refiere su origen habla a su vez de un dibujo trazado por un maestro, por lo que se podría afirmar que la escritura araña las tierras del presente y graba en la memoria eso que parecía único, pero que al final resulta tan compartido como múltiple.

Esta relación plaga-gráfica se establece en un inicio semántico y conceptual no desde las imágenes al servicio de la representación y aparición de los acontecimientos, sino desde el proceso mismo en el que la transformación de la materia a través de fuerzas en contacto revela las tensiones de la vida al chocar en duelo con la muerte. Miles de imágenes han sido producidas durante cada pandemia, tantas como palabras consignadas e impresas buscando ser registro del suceso, narraciones de la subjetividad o bien documentos que la ciencia y los poetas han interpretado para buscar salvarnos de aquello que ya fue condena. Las imágenes de la plaga y las palabras de la peste horadan las conciencias desde la superficie, la sensible dermis recibe una impronta que actúa como referencia y signo de algo que aconteció para cambiar el rumbo; están y existen, se han coleccionado, estudiado, analizado, puesto al servicio. La historia del arte y la medicina se intersectan en este doloroso y demandante terreno donde la experiencia de un fenómeno individual y colectivo revela la paradoja, nunca su solución.


p {de paradoja, letra 17 del alfabeto}

Los procesos de creación operan como paradojas, son estímulos, impulsos para la reflexión en los que el sentido común no suele aplicar necesariamente ni de manera continua y la singularidad de cada voluntad se cruza, necesaria e irremediablemente, con las condiciones de la realidad material, sumadas a todas aquellas las manifestaciones que con el azar se conjuran. En la práctica artística y, de manera particular, en aquella conocida como acto gráfico3 , las operaciones técnicas están al servicio del hacedor permitiéndole oscilar entre lo uno y lo múltiple, resolver a partir de la ejecución de secuencias de decisiones el orden a través del cual el sentido de la búsqueda se manifestará, se manifiesta.

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3 Todo acto es la posibilidad de hacer y cuando a gráfica se refiere, la potencia está en la huella de un trazo único y original –preciso como el dibujo de un maestro–, o bien en la reproducción de ejemplares, copias de una matriz. José Ignacio Roca como curador jefe, desarrolló y trabajó el concepto de acto gráfico con generosa sensibilidad en el ambicioso proyecto curatorial Philagrafika, realizado en el año 2010 en la ciudad de Filadelfia, EEUU.

La construcción de imágenes cuando se las sabe tanto huella/matriz como reproducción, permite moverse en un terreno amplio de posibilidades en cuanto a operaciones –acciones de orden tanto fáctico como simbólico– y conducir la búsqueda a través de necesarias fases y estadios, gestación y transformación de un organismo, de unos organismos, que habitan el espacio tomándoselo en su dispersión, divulgación, circulación. En la creación de la imagen gráfica, el contagio en clave de cambio de mundo, de mirada y significado llega bajo esa transformación necesaria, irremediable. El contacto resulta fundamental en este juego de transferencias y traducciones, toda matriz gráfica se ve necesariamente sometida a la manipulación, se ejecutan sobre ella modificaciones en su superficie usando bien sea la fuerza del cuerpo para herir la plancha o bien materiales catalizadores y herramientas que penetran en su interior, vaciando, rompiendo, mordiendo, bloqueando.

El contacto contiene como acción posible la promesa de la imagen, es su potencia y como tal puede activar la huella no solo cómo impronta de un gesto único, sino también como módulo, como parte de un conjunto producido en serie que permite, a su vez, una circulación y divulgación mayor en impacto y número; la creación de imagen y la construcción de contenido no dependen entonces del artista únicamente, sino también de las estrategias para su diseminación en el contexto y la llegada a los otros.

Más allá de aquello que suceda al interior de la imagen, si representa las heridas externas o la microscopía del mutado interior celular, o si persuade al espectador del fétido olor del cuerpo enfermo y conmueve gracias a la mueca del doliente o de sus allegados, la gráfica como proceso e intermediación revela el encuentro y choque de naturalezas en un espacio y tiempo preciso; es la materialización de un fenómeno y una experiencia en imagen, en imágenes en expansión –posiblemente exponencial–, fuerza generadora de la cual hacen parte también las copias de un original.

Paradoja revelada: la plaga en cuanto matriz se reproduce, circula esperando contagiar y así, lograr modificar los cuerpos, al individuo, a la sociedad. El virus es información cuyo medio de transferencia es el cuerpo y la herida profunda es aquella que se llena, no de tinta sino de pestilencia para cambiar al sujeto en cuanto organismo y de sobrevivir, seguramente como consciencia. Paradoja enunciada, nunca resuelta.



g {de giro, letra 7 del abecedario}

Reacción en cadena, secuencia de acontecimientos donde los modos del proceder artístico sirven como pretexto para buscar nombrar lo que se escapa al entendimiento, la transformación de la materia y su paso por los diferentes estados; el progreso de la vida que deviene irremediablemente en muerte revela, una vez más, que el arte y la letra, así como el cuerpo, son impermanente resultado de una operación que empieza siempre por ser una simple sumatoria de elementos, para luego complejizarse gracias a la reproducción en dimensión y magnitud, por no decir sentido.

El giro está en la mirada que vuelve sobre el curso de los acontecimientos y el modo en el que sucedieron, la relación plaga - gráfica exige un ejercicio detenido donde la mirada sobre el cuerpo se cuestione más allá del signo, ya que como organismos somos un único original y copia al mismo tiempo, réplicas de otros sujetos que replicantes también fueron. Paradójica revelación que muestra cómo toda técnica está al servicio de la creación –bien sea desde la figuración o la abstracción, con detalle o gran síntesis–. Girar sobre el eje para desplazarlo en su relación con uno mismo y con los otros para que el arte pueda ser leído como un proceso orgánico, y las imágenes resueltas ser vividas como mediaciones con el mundo, con el cuerpo propio y ajeno, pues toda creación gráfica contiene al otro, gracias a que su génesis habita en la transferencia, gracias a su poder de circulación, difusión y contagio: viral, simbólico, visual, bacteriano.




Figura 1. Hiperestesia. Rata lunar (Echinosorex

Figura 1. Hiperestesia. Rata lunar (Echinosorex gymnura) ante microscopio.
Fuente: elaboración propia. De la serie DisPares (2020).
Lápices de colores, grafito, carboncillo, poro abierto mirada atenta y detenida. 20 centímetros de diámetro



Recibido: : 8 de Junio de 2020
Aceptado: 22 de Junio de 2020

Correspondencia:

Angélica María C. Zorrilla
angelicamaria.zorrilla@gmail.com